La celebración del Día del Amor y Amistad terminó en luto para una familia magangueleña luego de que recibieran noticias trágicas desde Bogotá.
En medio de un acto de intolerancia difícil de creer,
Manuel Enrique Quiceno Morales
fue asesinado tras una discusión que comenzó por el simple hecho de pedir música champeta en un bar de la capital, en la madrugada de este domingo.
Personas que estaban justo en el lugar donde se presentó el altercado cuentan que Quiceno Morales, de 51 años y natural de Magangué, estaba contento departiendo en un bar de nombre La Rokola, ubicado a pocos metros de su hogar, en la localidad de Engativá, noroccidente de Bogotá.
Junto a él estaban compartiendo, desde entrada la tarde del sábado y hasta las 2:00 de la madrugada del domingo, su hijo Brayan Quiceno y su yerno Fairuth García.
Mañe, como era conocido Manuel Enrique, le pidió al encargado de la música en el bar que pusiera champeta porque le hacía recordar su Magangué natal. Al parecer, a otro hombre en una mesa contigua no le gustó para nada la petición del costeño y se empeñó en impedir que el encargado de la rocola le diera gusto.
La absurda discusión entre los hombres se subió de tono y, presuntamente en respuesta a una ofensa, el desconocido junto a sus compañeros de mesa atacaron a Mañé con arma blanca y le propinaron tres graves heridas: en la espalda, el tórax, y una tercera en el abdomen.
Quiceno Morales se desplomó en la terraza del establecimiento, no se pudo volver a incorporar y agonizó en la terraza del lugar.
Según el medio regional El Original, el hijo y el yerno de Mañe también resultaron heridos y fueron trasladados al Hospital de Engativá. Quiceno Morales fue intervenido quirúrgicamente, pero debido a la pérdida de sangre entró en paro cardiorrespiratorio. El hombre era uno de los fundadores del barrio Nueva Esperanza, de Magangué.
La Policía consiguió capturar a tres personas por el hecho y comparecerán ante un juez con funciones de control de garantías por los delitos de homicidio y lesiones personales.
El cuerpo de Manuel Quiceno, quien trabajaba como maestro de obra en la capital, sería trasladado en la tarde de este lunes a su municipio natal.
***
En épocas en las que se habla tanto de paz, hechos absurdos como este dejan claro que la convivencia entre colombianos no es solo una tarea del estado. No sorprende que la Misión de Observación Electoral (MOE) advirtiera que el principal riesgo que afronta el plebiscito no es la desinformación sino la intolerancia.