Como es tradición en época de Semana Santa, el municipio de Santo Tomás recibe cada Viernes Santo espectadores para el paso de los penitentes, quienes cumplen mandas por favores recibidos por parte de Dios o alguno de los santos religiosos.
Desde las 8 de la mañana de ayer estas personas, los flagelantes, partieron desde el sector de La Trinchera o Caño de las Palomas para recorrer 2.5 kilómetros hasta llegar a la Cruz Vieja, donde terminó el recorrido.
Con una cruz en sus hombros, descalzo y caminando por las polvorientas calles de una trocha en Santo Tomás, Néstor Guette Maldonado, oriundo de Sabanagrande, cumplió su manda a Jesús de Nazaret por la salud de su madre.
Fue el primer año en esta tradición tomasina para Néstor, quien no titubeó a la hora de pagar la penitencia ofrecida al Señor.
Su hermano Víctor Guette Maldonado contó que su mamá estuvo grave en el hospital por una neumonía y que fue razón suficiente para que su hermano decidiera pagar la manda del paso de la cruz como ofrenda a la sanación de su progenitora.
Por más que ha pasado el tiempo y la tradición no ha cambiado mucho, la impresión por el dolor que soportan los penitentes es la misma que cautiva a tomasinos y visitantes.