Ambos tienen asuntos pendientes con la ley; sin embargo, distan de ser unos bandidos, por el contrario, si alguien necesita ayuda, “tal vez pueda contratar a Los Magníficos”.
Preservar su seguridad es fundamental, ya que son prófugos de la justicia, es por eso que cuatro guardaespaldas armados con AK47 no los desamparan ni a sol ni sombra. Con la garantía de que ninguno osaría hacerles una emboscada, uno de ellos sale a las calles con 18 kilos de prendas de oro: 22 cadenas, ocho anillos y dos brazaletes que rechinan con el sol, además de su arma personal, una Prieto Beretta bañada en oro de 24 kilates. El otro, menos estrafalario, lleva un portafolio con la módica suma de 5 mil dólares para los gustos que se ofrezcan en su travesía.
Su presencia es intimidante. Uno de ellos sobresale con sus casi 1.80 metros de altura, su contextura gruesa y su ‘cara de puño’. Por lo general viste de colores oscuros que hacen juego con su piel, su particular corte de cabello y un mentón cundido que no ha visto pasar una rasuradora en más de 15 años.
Su amigo y polo opuesto se destaca por su cabello color nieve, piel blanca, ojos claros y su vestimenta impecable que incluye un blazer blanco y zapatos mocasines combinados a la perfección. Inconcebible es verlo sin su habano, su sombrero y pañoleta con la que le muestra honor a su tierra norteamericana.
Ambos tienen asuntos pendientes con la ley; sin embargo, distan de ser unos bandidos, por el contrario, si alguien necesita ayuda, “tal vez pueda contratar a Los Magníficos”.
Estos dos personajes salieron de la pantalla chica de un seriado vespertino que fue un hit en los 80 y se internaron en el barrio Simón Bolívar, al Suroriente de Barranquilla. Ellos son el sargento Bosco Albert ‘B. A.’ Baracus, mejor conocido como Mario Baracus, y John ‘Hannibal’ Smith quienes cada año recorren los desfiles carnavaleros mostrando su ingenio y recordándoles a varias generaciones las grandes hazañas alcanzadas por este grupo de fugitivos complementado por Murdock y Faz.
Entre esos fanáticos del programa estadounidense está Libardo Luna Taborda y esa justamente es la razón que lo impulsó a personificar a Mario Baracus hace 25 años, trayectoria que le ha valido un Congo de Oro y ocho premios Joselito Carnaval en el Carnaval de la 44 por Mejor Disfraz, Mejor Vestuario y Mejor Puesta en Escena.
Su parecido físico, esa estampa de hombre corpulento cuando apenas superaba los 25 años, lo llevó un sábado de Carnaval a ponerse una braga de jean, un suéter negro y una cadena de hierro pintada de dorado, simulando así la ornamentación que el personaje ‘gringo’ solía usar.
“Yo me lo puse por el vacile. Era muy fanático de la serie y siempre me decían que me parecía mucho a Mr. T., entonces fabriqué las cadenas en mi taller y las pinté. Esas pesaban mucho porque eran hechas en puro hierro macizo y salí por aquí en Simón (Bolívar) en la Conquista del Carnaval. De casualidad me encontré con Ernesto McCausland que cubría el desfile y me preguntó: ¿Qué hace un disfraz tan original como el tuyo en las calles de Barranquilla, pudiendo estar en los mejores desfiles?”, contó Luna Taborda desde su ‘guarida’, una casa que ha levantado disfrazándose en cada fiesta, la misma en la que crecieron Rosember, Yuli y Brenda Luna, pero que ahora solo comparte con su señora, Piedad Sandoval, quien paradójicamente, profesa la fe cristiana, pero ha sabido sobrellevar con mucho amor los “embelecos” de vestirse como alguien más. “A ella no le gusta, pero me apoya. Estamos juntos desde los 18 años y ya tengo 51, imagínese”, dice mientras ríe a carcajadas y remata “estamos en el asunto desde temprano”.
Amigos y vecinos
Antes de lograr un patrocinio, el Mario Baracus colombiano solventaba con recursos propios la aparición en cada desfile. La acogida fue inmediata, especialmente en el público más adulto.
Cada aparición causaba sensación y año tras año se fue llenando el clóset de atuendos de guerra que son fabricados hasta el día de hoy por un sastre del barrio el Concorde (Malambo).
Aunque la sola presencia de Baracus evocaba las épocas en que las calles de los barrios populares quedaban vacías en horas de la tarde cuando estaba por iniciar la serie Los Magníficos, una década después de participar individualmente, se dio cuenta de que su vecino de toda la vida tenía potencial para acompañarlo como un miembro más del célebre clan estadounidense.
Fue así como con un par de retoques en el cabello y unas cuantas ‘pintas’ interesantes, Álvaro de Jesús Armenta Monsalve se convirtió en John ‘Hannibal’ Smith, quien en el seriado era el cerebro tras todas las operaciones.
“Acá el que manda soy yo” – dice Libardo, mientras Álvaro asiente para avalarlo.
“Todo resultó en la tienda de la esquina, estábamos tomando unas cervezas un viernes y Libardo me dice: tú te pareces a Hannibal, deberías salir conmigo. Yo lo pensé un tiempo, hasta que él me convenció y además porque siempre me ha gustado disfrazarme para Carnavales. Yo también me vi Los Magníficos y me pareció una serie estupenda y bueno, aquí estamos juntos en esto”, comentó Armenta, quien es taxista cuando no está cargando la maleta repleta de dólares.
El canoso hombre confiesa que algunas veces ha pensado no salir en el desfile. “A veces discutimos por cualquier tontería y le digo que no voy a salir a ningún lado, pero después le estoy preguntando a qué hora tengo que estar listo”.
“En uno de los primeros desfiles Álvaro aún tenía el cabello gris, entonces quisimos pintarlo para que quedara más claro y no sabemos qué pasó, pero el hombre terminó con el pelo marrón, entonces nos tocó improvisar con gel y maicena para poder salir en el desfile”, recordó Luna.
Un personaje 24/7
Las similitudes entre Libardo Luna y el personaje de Mario Baracus son muchas, salvo unos kilos de más del magnífico colombiano. Pero el particular corte de cabello al estilo mohicano, así como la barba que la acentúa con maquillaje especial para darle un color azabache, la mantiene los 365 días del año, porque además del Carnaval de Barranquilla, su presencia es requerida en otras fiestas y eventos privados a nivel nacional.
“Una vez viajé a Medellín y como se dice popularmente volví ‘ganao’ y entonces se me dio por motilarme y quitarme la barba. Vamos a ver que después el difunto Jairo Varela me llamó para que hiciera una presentación en una discoteca que iba a inaugurar en Cali, me tocó improvisar con una barba falsa, pero desde ese momento dije que nunca más me la cortaría, y ya han pasado 15 años”, revela Libardo, quien en su barrio es conocido como Mario Baracus, el mecánico.
Pese a que son 25 Carnavales los que lleva encima, Libardo asegura que los aplausos no cesan. “La gente aún se emociona al vernos, nos piden fotos, aún gritan nuestros nombres y aquí en Simón Bolívar es peor, yo a veces le digo a gente cercana que cuál es el alboroto si todos los años nos ven, pero es que siempre tenemos algo nuevo que mostrar, por eso nos enfocamos mucho en el vestuario. Cada idea del vestuario es sacado de algo que Los Magnificos usaron en la serie”, asegura Libardo.
De igual manera, Los Magníficos ‘quilleros’ cuentan con el patrocinio de Carl -Ros, entidad educativa que los provee de todos los elementos que necesitan para sacar sus personajes.
“Gracias a ellos pude mandar a hacer todas las cadenas y los anillos en metal y ahora pesan menos, también podemos comprar la tela para mandar a hacer los nuevos atuendos y así mantenernos en el gusto de los barranquilleros que aprecian nuestro disfraz. Yo le pido a Dios fuerzas y vida para continuar con esta labor, que no solo es un beneficio para mí y mi familia, sino también para preservar la cultura del Carnaval, incentivar a la juventud a explotar su creatividad y participar activamente para que esta tradición no muera”, expresa Libardo.
Y justamente para que la tradición en la familia Luna Sandoval no muera, la batuta ha sido heredada en las manos de Yorman Andrés Marriaga, de 12 años, quien empezó con pie derecho en su primera presentación como el Mini Mario Baracus con un premio Joselito Carnaval como mejor disfraz infantil.
“Yo empecé mi semillero con mi nieto, el año pasado se presentó y enseguida ganó. Este año volveremos durante los cuatro días en diferentes desfiles como la Batalla de Flores de la 44, la Gran Parada ‘Carlos Franco’ y el Carnaval del Suroccidente”, asegura el Baracus colombiano, quien a diferencia del personaje no hay que ‘privarlo’ para que viaje por los aires, porque gracias a su interpretación ha subido en avión para darse a conocer en muchas ciudades. “Muchos me preguntan: ‘¿Tú eres realmente Mario Baracus?’ y orgullosamente respondo: ‘No, yo soy el colombiano”.