AL DÍA late por Junior
Durante sus 15 años de existencia, el periódico preferido de los costeños ha marcado de cerca al equipo rojiblanco, que es, sin duda, el mejor termómetro para el estado de ánimo de la ciudad.
“Gracias Micaela por este amor tan insoportable”, expresa una de las pancartas que suelen colgar las barras en las barandas de la tribuna oriental alta del estadio Metropolitano Roberto Meléndez.
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Siete palabras que fácilmente pueden representar a miles de aficionados ‘tiburones’ que se encuentran desplegados en la Costa Caribe, principalmente, y en todo el territorio nacional. Nosotros en Al Día también latimos la pasión juniorista.
Desde nuestra creación hace 15 años hemos estado al pie de la jugada de todo lo que surgen el club, haciendo una marca asfixiante a cualquier información.
‘Tu Papá’, que fue creado por una mamá como la barranquillera Micaela Lavalle (q.e.p.d.e.), el 7 de agosto de 1924, es el mejor medidor del estado de ánimo de la ciudad. Si gana Junior, el ambiente currambero es más agradable y feliz. Si pierde, hay más caras largas y fastidio.
Su legado se ha arraigado tanto en el corazón de muchos de sus hinchas, que de sus mejores acciones o victorias, se define el trasegar del día o semana de una persona común y corriente. La maravillosa idea de Micaela, de dar origen a esta pasión “tan insoportable”, ha significado más satisfacciones y orgullo que frustraciones y vergüenza.
Y esto va más allá de los títulos. Su hijo, que ya casi se vuelve un centenario (el próximo 7 de agosto llega a 98 años de existencia), es un símbolo barranquillero y costeño.
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Hace parte de la cotidianidad, de las costumbres locales. Sus nueve estrellas de Liga, dos títulos de Copa Colombia y dos de Superliga reposan en las vitrinas a la espera de un trofeo internacional que ha estado cerca, en 1994 al llegar a la semifinal de la Copa Libertadores y en 2018 al resultar subcampeón en la Copa Sudamericana. En ambas ocasiones, definiciones por tiros desde el punto penal sentenciaron la suerte.
No hay lugar para más colores
Más allá del amarillo y verde que se destaca en la bandera de la ciudad, en las calles predomina el rojo y blanco. La indumentaria oficial del Junior se convierte semestre tras semestre en el uniforme oficial del atlanticense para los domingos, festivos y para cualquier día que juegue el equipo.
Un sentido de pertenencia que habla muy bien de una fanaticada, que en el último tiempo no se nota masivamente en las tribunas, pero que nunca se encuentra disponible para otros quehaceres a la hora del partido. En el estadio o en televisión, siempre hay gente atenta al ‘Tiburón’. Rebolo lo vio nacer y el Romelio Martínez y el Metropolitano Roberto Meléndez lo vieron triunfar.
El equipo currambero que ya ha saboreado las mieles de la victoria en más de una ocasión desde su creación, también tiene la dicha de contar con uno de los mejores estadios de Colombia. Un epicentro de grandes gestas y puerto seguro para llegadas sonoras o importantes.
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Heleno de Freitas, Dida, Victor Ephanor, Juan Ramón Verón, Iván Rene Valenciano, Víctor Danilo Pacheco, Alexis Mendoza, Oswaldo Mackenzie, Carlos ‘El Pibe’ Valderrama, Roberto ‘El Flaco’ Meléndez, Teófilo Gutiérrez, ‘Gio’ Hernández, Carlos Bacca y Sebastián Viera son solo algunos de los grandes jugadores que se han puesto la rojiblanca y han deleitado a su afición.
Son muchísimos más, para todos los gustos y generaciones. Inteligencia, picardía, atrevimiento, pundonor y “mística ovalada”, como acostumbraba a decir el narrador deportivo Édgar Perea Arias (q.e.p.d.), otro de los nombres inolvidables de la historia rojiblanca, es lo que han visto los fanáticos de varias de esas figuras legendarias.
Las lágrimas que brotaban por los ojos de unos hinchas procedentes de Valledupar que hace poco conocieron el ‘Metro’ por primera vez (escenas que se han hecho virales por las redes sociales), son el fiel reflejo del amor que inspira Junior.
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Un amor diferente, un amor eterno, un amor tóxico, un amor inagotable, un amor insoportable.
Un verdadero sentimiento que pasa de generación en generación y que siempre se presenta de la misma manera sin importar la diferencia de edad. Niños, jóvenes y ancianos, nadie se salva de este amor llamado Junior. Muy sabio fue aquel escritor bíblico cuando relató en la primera carta a los Corintios:
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Siendo esto último una frase a recalcar con mayúsculas incluidas.
“Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera”, para nosotros poder hacer referencia a una hinchada que siempre triunfa sufriendo, que nunca deja de creer en los momentos más desesperantes y que aguarda con esperanza por levantar las manos al final de cada campeonato.
Gracias, Micaela por este amor tan insoportable. Seguiremos latiendo por Junior en nuestras páginas. Contando cada sonrisa, cada lágrima, cada detalle.
