Si las heridas de los campeonatosperdidos ante Nacional en 2014 y 2015 estaban abiertas, la ocasionada por el DIM hace apenas 11 días aún supura. El 24 de junio cientos de hinchas marcharon exigiéndole a la familia Char refuerzos de categoría. La respuesta de los dueños de Junior ha sido como una mofa.
De los dos nombres confirmados para llegar al equipo (Sebastián Hernández yFaber Cañaveral) y los que están a punto (Wilmar Barrios y Michael Rangel),solo uno llena la retina y las expectativas de los junioristas. Se trata del cartagenero Barrios, un joven volante de proyección internacional.
Los otros son una incógnita. Hernández tiene 29 años y en 12 como futbolista profesional ha cambiado de equipo 13 veces. Eso demuestra que no se pudo consolidar en ningún sitio. Ojalá le vaya tan bien como al otro Hernández que le dio dos títulos a Junior... ¡Ojalá!
El de Cañaveral es un caso parecido. El 31 de agosto cumplirá 28 años, 9 de carrera profesional y ha vestido 9 camisetas. Su mejor momento fue con un equipo que descendió: Uniautónoma.
De casi traer al argentino Emmanuel Gigliotti, los directivos rojiblancos pasaron a pujar por Michael Rangel.Si estaban dispuestos a desembolsar una importante suma por el Puma, que está en China, ¿por qué no apuntarle a otro delantero de categoría? Mientras sigan sumando incorporaciones —y no verdaderos refuerzos—, los hinchas tendrán que seguir soportando estoicamente chistes como aquel de que “Junior tiene más subtítulos que una película en inglés”. Si no traen refuerzos de peso, no se abonen. Quizá a esa protesta sí le presten atención los señores Char.