De no creer. Todo se estaba dando para Titanes. Michael Sneed y Xavier Roberson endiablados haciendo estragos en la defensa de Warriors. Héctor ‘Mickey’ Torres capturando rebotes y Eduardo ‘Pichi’ Torres marcando de tres. Jesús Medina incisivo y Troy Jones eficiente.
Todo era alegría en el coliseo Elías Chegwin, pero en el último cuarto, faltando cuatro minutos, la sonrisa se evaporó. Los sanandresanos, expertos luchadores y con un Reginald Burke bendecido para los triples, desbarataron la fiesta barranquillera, se llevaron el triunfo 87-84 y extendieron el suspenso hasta San Andrés.
Este miércoles se define el campeón de la Liga Profesional de Baloncesto. Un primer cuarto voraz. Titanes, con una velocidad abismal y realizando uno de los mejores capítulos en la Liga jugando en su maderamen, desajustó a unos Warriors golpeados tras la dura derrota una noche antes. Tremayne Jhonson fallando, poco usual en él.
Edwar Steele fracasando desde el perímetro. Todo se le daba al quinteto local. La trituradora se encendió y con un avasallante 36-14 se cerró el telón. En el segundo cuarto el baile siguió. Luis Blandón tenía minutos y anotaba de dos.
El juego de Titanes era aplastante y la visita se desesperaba. El entrenador Víctor Hooker exaltado por en las tribunas y por el juego de su quinteto se salía de casillas. Roberson, el timonel y la estrella local, cerró el episodio con un triple desde la mitad de la cancha que dejó sin aliento a los asistentes.
El marcador, 55-35. Tras el show musical, los equipos volvieron a la escena. Warriors mostraba mejoría con Jaelyn Jhonson quien cerró la noche con 14 puntos y 26 minutos de acción. Sin embargo Héctor Medina, inspirado desde el tercer juego, decía presente cuando Roberson no estaba en la cancha. Con un 72-54, a favor de los dueños de casa, se cerró el tercer cuarto.
No había peligro. En el último cuarto la trama fue la misma. Titanes arriba, con el pie en el acelerador y con la tribuna coreando sus nombres. Pero todo se nubló faltando cuatro minutos y con la salida de Roberson por acumulación de faltas y con Tremayne convirtiendo dándole la ventaja a su equipo por un punto.
El equipo no supo administrar la pizarra, se dejó llevar por el desespero y le sacaron el título del bolsillo. Ahora le tocará remar en San Andrés ante un ambiente hostil en el coliseo Genny Bay.