2022, el año en el que 66 organizaciones ilegales dedicadas a distintos delitos fueron desarticuladas por la Seccional Atlántico de la Fiscalía; mismo periodo donde capturaron a 331 personas y 260 fueron privadas de la libertad.
Fue ese el mismo ciclo en el que esclarecieron el 43,47 % de los homicidios; tiempo en el que dentro del balance entregado por las autoridades hubo un vacío numérico y sentimental por parte de aquellas familias que aún viven con la duda de si el crimen de sus allegados quedará impune.
Hay hechos en los que abundan las preguntas y escasean lasrespuestas. Robos, asesinatos en medio de enfrentamientos ajenos, ataques sicariales, feminicidios y demás son algunos de los móviles de aquellos sucesos que la fuerza pública busca esclarecer en el 2023.
Uno de estos acontecimientos está vinculado a un uniformado de la Policía Metropolitana de Barranquilla, identificado como Edward Rafael Roca Barceló, quien fue asesinado a bala en la madrugada del pasado 5 de noviembre, cuando comía en un establecimiento comercial ubicado en la carrera 8 con calle 42, en el sur de la capital del Atlántico.
Fueron dos los criminales que participaron delhecho. Uno de ellos el responsable de ingresar hasta el restaurante y dispararle en reiteradas ocasiones al uniformado, quien se encontraba de civil.
Ante el lamentable suceso, el general Jorge Urquijo, comandante de la Metropolitana de Barranquilla, anunció una recompensa de hasta $50 millones por información que permitiera dar con el paradero de los agresores.
Dos meses han transcurrido desde el ataque y las autoridades no han reportado capturas, ni mucho menos explicado a qué se debió el mismo.
Como este caso y los que leerá a continuación hay muchos que, aparentemente, han quedado en las sombras, incluso, con expedientes archivados.
Atado de manos en su vehículo
El domingo 22 de mayo, en horas de la mañana, las bocinas de los carros que transitaban por la carrera 31 con calle 60 del barrio El Recreo, de Barranquilla, despertaron a los vecinos. Se había generado un pequeño trancón en el que un bus de servicio público no podía pasar; dos vehículos obstaculizaban la vía, uno de estos tenía un cuerpo sin vida dentro.
Fue el conductor del autobús quien se bajó del mismo y llegó a tocarle la ventana a la persona que se encontraba en aquel automóvil rojo. Dentro estaba un cadáver, atado de manos y con dos impactos de bala. Se trató de Víctor Rivera Ayala, de 27 años, quien había sido reportado como desaparecido la tarde-noche del sábado 21, luego de que no retornara al municipio de Palmar de Varela, en donde residía con su familia.
Las autoridades llegaron hasta el sitio y comenzaron las investigaciones, las cuales hasta el día de hoy no han sido fructíferas. Este medio conoció que el fiscal que lleva el caso le afirmó a la familia que no se había tratado de un hurto. Y es que Víctor tenía su rejoj y muchas de sus prendas, lo único que no estaba era el celular.
Los moradores del barrio señalaron que a esta persona no la asesinaron en ese lugar, pues ningún impacto de bala se escuchó en el sector. Al parecer, el cuerpo sin vida de Victor fue llevado hasta la zona, en donde posteriormente lo amarraron y abandonaron.
Se supo que el hoy occiso dio una última señal de vida, pues le envió un mensaje de voz a su madre, mencionando que se dirigía en su carro hacia Caribe Verde a recoger una carrera. Iban a ser las tres de la tarde cuando eso ocurrió, esa fue la última vez que ella habló con él.
Del joven se conoció que era humilde, trabajador, y preocupado siempre por su familia, sobre todo por su hijo y su esposa.
La investigación de este crimen es comandada por el CTI de la Fiscalía, y hasta esta publicación se desconocía si los peritos encontraron huellas, fluidos o elementos de otras personas dentro del carro de la víctima; así mismo, ningún móvil, por lo que se espera que las preguntas detrás de la muerte de Víctor puedan ser contestadas pronto.
Su cuerpo apareció, su vehículo no
Hacia las 8:00 de la mañana del pasado viernes 14 de octubre, vecinos del balneario de Caño Dulce, en el municipio de Tubará, hallaron en un sector enmontado el cuerpo sin vida de Yasser Yuseef Gloria Bernal, de 35 años, quien había sido reportado como desaparecido después de salir de su domicilio en una camioneta KIA Sonet modelo 2022, de color gris plata oscuro y de placas KQV-742, la cual aún no ha sido ubicada.
Luego de la alerta de la comunidad, la Policía del Atlántico llegó hasta el sitio para realizar la inspección del cadáver y de la zona, con el fin de recopilar material probatorio. “El cadáver fue encontrado en estado de indefensión (atado de manos y pies con zunchos plásticos), sin presentar signos de violencia visibles”, reportó la autoridad.
Al tiempo, un investigador de la institución armada añadió que era “probable” que a la víctima le hayan suministrado alguna sustancia tóxica para despojarlo de sus pertenencias y del vehículo, eso derivó en su muerte. Señaló además que junto al cuerpo sin vida fue encontrado un elemento de tela con el logo de la marca de la camioneta y se presume que este habría caído cuando sacaban al hombre del automotor.
Hasta el momento, el caso está sin capturas o rastros del paradero del o de los responsables.
Es de anotar que a comienzos de octubre también fue hallado muerto a bala en el barrio Santo Domingo, sur de Barranquilla, Wilmer Enrique Villa Navas, de 31 años, dentro de un vehículo Suzuki de color gris y placas KOR-278.
La primera hipótesis entregada por los residentes del sector fue la de que se habría tratado de un hurto; sin embargo, fuentes de la Policía Metropolitana de Barranquilla indicaron que existen otras líneas investigativas en el caso.
“El hecho en el que fue asesinado el conductor de InDriver no habría sido por hurto, al parecer no le robaron nada, se investigan posibles problemas personales”, indicó el investigador ligado al caso.
Feminicidio inconcluso
El 12 de mayo, Yulissa Polo Correa, de 23 años, se encontraba junto a su pareja sentimental, Gregory Alejandro Rey, de 25 años, en un domicilio del barrioEl Bosque, ubicado en la calle 80 con carrera 7H, cuando dentro del mismo se escuchó un disparo. Los vecinos comenzaron a salir a ver qué había ocurrido y lograron ver cómo ella era sacada por el hombre y dejada en la terraza de la vivienda.
Su papá, Giovanny Corro, la vio sangrando, malherida, pero también a Gregory prendiendo su moto en la que luego llevó a la joven al centro médico más cercano.
Rey sostuvo que todo había sido un accidente, que ella misma se había disparado, y después huyó.
Del Paso El Bosque la remitieron a la Clínica Adelita de Char de Barranquilla. Allí confirmaron la muerte de los gemelos, aún en el vientre de ella, y unas horas después, cuando el reloj marcó las 8:50 p. m., Polo Correa también murió.
Ese mismo día la Policía emitió un comunicado ofreciendo $10 millones de recompensa por aquel sujeto, pues todo parecía indicar, de acuerdo con lo informado por la institución armada, que él había segado la vida de Yulissa y la de sus dos criaturas.
“Él (Gregory) anda por aquí, lo vieron manejando una moto roja. Además, una semana después de lo que pasó nos mandó a llamar, a mi esposo y a mí por medio de otra persona”, dijo Ángela Correa, madre de la víctima mortal, habló con AL DÍA y agregó que le mandó a decir con ese mismo emisario que ellos no tenían nada que hablar con él y que “más bien se entregara a la justicia”, cosa que hasta el momento no ha hecho.
En cuanto a lo que sucedió ese fatídico día, la progenitora de la víctima dijo que los mismos investigadores le dijeron que era imposible que ella se hubiera disparado a sí misma: “El disparo fue frontal, dos muchachos que entraron a la casa a inspeccionar aseguraron que no había sido accidental”.
Ángela aseguró que nunca podrá olvidar los bailes y la alegría de su “niña”, como la llamaba, y que solo sentirá paz el día que el señalado agresor “pague”.
La bala que truncó sus sueños
El 3 de noviembre, en horas de la mañana, Samara Cerpa Avendaño, de 14 años, se transportaba en un bus por el barrio La Magdalena, cuando recibió un balazo que, según trascendió, se alojó en su caja torácica, afectando su corazón y llevándola a la muerte.
En el mismo automotor la condujeron hasta el Hospital Universidad del Norte, donde los médicos confirmaron que la joven había ingresado sin signos vitales.
Y es que ese día la menor salió de clases para ir a su vivienda en el barrio Las Gaviotas, de Soledad, como lo hacía a diario. Pero las horas pasaron y ella a casa no llegó. Su pérdida causó dolor en su familia, amigos y compañeros de noveno grado del Colegio Distrital María Auxiliadora, quienes se reunieron el viernes siguiente para pedir justicia entre pancartas y lamentos.
Sobre tal hecho, la Policía de Barranquilla, en voz del coronel Jorge Urquijo, comandante de la institución, mencionó que “las primeras indagaciones indicaron que se trató de un hurto a un ciudadano en la parte externa del bus. El delincuente disparó contra la víctima y un proyectil aleatorio impactó a la menor que se movilizaba en un bus de servicio público que transitaba por el sector (calle 37 con carrera 4). Este suceso dejó a un hombre herido, quien también se movilizaba en el vehículo”.
A su vez, la Alcaldía de Barranquilla y la Gobernación del Atlántico ofrecieron una recompensa de hasta $50 millones por los responsables.
Por su parte, el alcalde Jaime Pumarejo, rechazó el hecho: “nos pone a pensar que estamos muy lejos de sentirnos seguros en Colombia. Nos importa que la justicia impere, que la impunidad se acabe para que podamos vivir tranquilos, ya no queremos dar noticias como esta. Me rompe el corazón”.
Posteriormente trascendió que, al parecer, en el mismo suceso uno de los supuestos delincuentes también resultó baleado y que lo tenían plenamente identificado; pero a cierre de 2022 e inicio de 2023 no ha sido capturado.