Jordan Worth y Alex Skeel se conocieron en el colegio en Inglaterra cuando tenían 16 años, a partir de ese momento comenzaron una relación aparentemente perfecta, sin embargo con el pasar de los años se fue convirtiendo en una tortura.
Según BBC, Worth empezó a torturar a su novio, le pegaba en ocasiones, le negaba la comida y lo separó de su familia.
Los celos de la posesiva novia se volvían incontrolables en ciertos momentos, incluso en una ocasión ella lo persiguió y lo golpeó en las manos y la cabeza con un martillo.
El maltrato doméstico por parte de Worth hacia su novio no termino ahí, los últimos nueve meses de la relación fueron un martirio, Skeel estuvo internado en el hospital varias veces debido a que aumentaron las agresiones por parte de su novia.
En medio de la relación, la controladora mujer le rompió los teléfonos de su novio para que no pudiera ponerse en contacto con sus amigos o familiares.
Una noche de junio de 2017 fue el día en el que por fin se acabó el calvario que estaba viviendo Alex, afortunadamente un vecino dio aviso a las autoridades de que algo estaba sucediendo en la vivienda de la pareja, cuando empezó a escuchar gritos que provenían del hogar.
Cuando el personal de la ambulancia lo examinó, se dieron cuenta que presentaba heridas de quemadura en sus manos, brazos y piernas.
De acuerdo con el medio, en el momento del juicio se dio a conocer que Worth había vertido agua hirviendo a Skeel en su cuerpo, lográndole causar quemaduras de segundo y tercer grado, incluso en el hospital le habían dicho a Alex que estaba a 10 días de morir.
“Su abuelo había muerto”
En la audiencia, Skeel comentó que un día Worth le dijo que la madre de ella había recibido un mensaje donde decía que el abuelo de él había fallecido.
En medio de su dolor y envuelto en un mar de lágrimas, la descorazonada mujer le confesó la verdad, era mentira que su abuelo había muerto y lo regañó por el hecho de que le importara su familia.
Actualmente ambos tienen 22 años y Jordan Worth es la primera mujer condenada por 7 años y medio a prisión por comportamiento controlador coercitivo en el este de Inglaterra.