Cada tercera semana de junio en Colombia, así como en otros países, se celebra el tradicional Día del Padre. Sin embargo, en un hogar de Barranquilla y otro en Soledad, desde hace algunos años, las celebraciones quedaron a un lado y todo porque las jóvenes que los organizaban cayeron en garras de criminales y terminaron muertas.
Desde hace algunas semanas, los padres de Gabriela Andrea Romero Cabarcas y de Nancy Mariana Mestre Vargas comenzaron a recordar a sus hijas, de quienes se despidieron algún día de sus vidas. Para ambos se ha convertido en un dolor, tan difícil de superar, que no hay forma de reponerlo, ni siquiera en las fechas especiales.
Hoy a esa situación se agrega lo que le llaman “un proceso largo”, pues muchos padres que buscan que los criminales de sus hijos paguen algunos envejecen y otros mueren tras años de angustias que los enferman sin saber qué pasó. La muerte les llega antes que la justicia.
Un florero de vidrio con piedras moradas mantiene una rosa asentada sobre una pequeña mesa de madera en la entrada de la vivienda de Harold Romero Bermúdez, ubicada en el barrio Costa Hermosa, de Soledad. En el lugar sobresalen dos fotografías de Gabriela Andrea Romero Cabarcas, pues la idea es recordarla y tenerla presente en sus corazones, aunque físicamente no lo esté.
El 15 de diciembre del 2017, entre la escabrosidad de una trocha en jurisdicción de Malambo, estaba el cuerpo en avanzado estado de descomposición. Aves carroñeras lo habían destrozado. Y con eso culminó la angustiada búsqueda de 20 días.
Cuatro años y seis meses han pasado desde que hallaron muerta a Gaby, como cariñosamente la llamaban sus padres y amigos. EL HERALDO conversó con su padre y contó lo que ha significado el crimen de su hija en un día como hoy.
“Cuando Gabriela estaba viva, el día del padre eran como todos, la felicitación y eso, igual que los detalles, porque como ella no trabajaba, no se le podía exigir. La última vez fue a la tienda y me compró un dedito como de 300 pesos y se fue corriendo (entre risas). Nosotros no somos los mismos, ninguno de mi familia lo es. Casi cinco años después me hace más falta, siempre me acuerdo de más cosas. Ella era tan inteligente”, exclamó Romero.
De los sueños y metas que quería cumplir Gabriela hoy solo quedan recuerdos. Su mayor anhelo era poder regalarle una casa grande a su mamá, ser independiente, “porque eso se lo inculcamos”.
Precisamente ese deseo, de acuerdo con Harold Romero, se convirtió en el ancla perfecta que utilizó Lebith Aldemar Rúa Rodríguez, el expolicía conocido como ‘La bestia del matadero’, para convencerla de encontrarse con él aquel 24 de noviembre de 2017, en un centro comercial en el sur de Barranquilla.
“Yo siempre la acompañaba a tomar el bus. Ese día no se levantó y le alcé la cobija, le pregunté y me dijo que no iba a estudiar y yo me fui a trabajar”, recordó el hombre.
Al padre se le nota esa tristeza por la cruenta muerte de su hija en la mirada decaída y la incapacidad de hablar de ella sin quebrantarse. Las lágrimas no se hicieron esperar, mientras asegura que su niña le hace falta.
Tres décadas esperando justicia
Sentado en un sofá, Martín Mestre recuerda los buenos tiempos de un día del padre que compartió con su hija. Hace más de 28 años que Nancy Mariana Mestre Vargas recibió un balazo en la cabeza, homicidio ocurrido en la madrugada del primero de enero de 1994 en Barranquilla.
Desde aquel entonces, el hombre hoy de 80 años ha tenido que luchar por un proceso en el que la impunidad ha sido protagonista de esta larga historia. Aseguró que ha aprendido a convivir con el dolor.
“No solamente la recuerdo todos los días, celebraciones como Halloween, Navidad se vienen en mis pensamientos. Recuerdo que el Día del Padre se levantaba junto con su hermanito, llegaban a la habitación, me cantaban y me llevaban detalles, es algo que guardo en mi memoria”, expresó Mestre.
Detalló que en enero de 2020 la Policía Federal de Belo Horizonte (Brasil), mediante orden judicial, logró la captura de Jaime Saade, el hombre de 58 años condenado por la justicia colombiana como responsable del asesinato.
En ese momento, Mestre pensó que todo había llegado a su fin, ya que habían pasado 26 años de su búsqueda, pero esto no fue así, debido a que en octubre el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil negó la extradición alegando que el hombre se encontraba en ese país desde hace un tiempo y con estabilidad laboral y familiar.
“Ese día recibí una llamada de un coronel que había sido capturado, yo nunca le pedí a Dios que lo capturaran, sino que se hiciera su voluntad, una cosa es lo que uno quiere y otra es lo que quiere Dios. Es un golpe grande para mi familia, todavía lloramos”.
Por un rato realizó una pausa. Reflexionó en todo lo que ha tenido que pasar y consideró por un tiempo que tocó puertas y llegó a sentirse abandonado, pero jamás ha pensado en vengarse.
“Para mí ha sido muy doloroso, fueron días horribles. Cuando lo capturaron pensé que todo era fácil. Yo me arrodillé llorando y llamé a mi hijo, cesó la búsqueda y lo demás viene por añadidura porque Brasil no se va a quedar con un asesino que delinquió en Colombia. Sin embargo, después de un arduo desespero, el fallo puede volverse injusto e ilógico”, aseguró Marín con sus ojos entre lágrimas.
Y es que cuando miraba una de sus fotografías confesó que por varios años sintió debilidad y desviaba su movilización por el colegio Marymount, ya que allí estudió su hija y se le venían recuerdos a su mente, mientras que por la Clínica del Caribe recibió la desagradable y dolorosa noticia que había fallecido; sin embargo, con el pasar de los años se ha llenado de valor consigo mismo.
Actualmente, la familia Mestre Vargas cuenta con una última oportunidad jurídica, pues interpusieron un recurso ante el Supremo Tribunal Federal (STF) para revertir la decisión que negó dicha extradición a Colombia para que el responsable del crimen de Nancy Mariana pague los 27 años de condena.
“Yo le pido a Dios que antes del 5 de julio del 2023 logremos traerlo a una cárcel de máxima seguridad. Porque es un tipo que huyó 28 años, se burló de la justicia colombiana, se burló de una familia, violentó, violó y maltrató a una niña inocente”, apuntó.
El Caso
Martín Mestre recuerda que aquel 1 de enero a las 12:30 de la madrugada vio salir de la casa a su hija de 18 años, junto con Jaime Enrique Saade Cormane, quien había llegado a recogerla para ir a una fiesta en la casa de una familia por celebración de Año Nuevo.
Dijo que la condición era que regresara a casa a las 3:00 de la mañana, petición que no pudo cumplir y fue eso, precisamente, lo que alarmó a Martín.
El padre de la joven se despertó a las 6:00 a. m. y notó que su hija no había regresado a la vivienda. Seis horas más tarde la joven apareció en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica del Caribe con un impacto de bala en la cabeza. Murió a los ocho días.