Historias

El hombre que desde hace 22 años solo se alimenta de salchipapas

Así es la vida de un paciente de Desorden Alimenticio Selectivo.

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Parece una broma, pero es más bien un drama. Aunque suene increíble, el joven británico Daniel Pennock no puede comer prácticamente nada distinto a lo que come todos los días. Tiene 26 años y durante 22 ha padecido un desorden alimenticio tan grave que su organismo se acostumbró solo a recibir salchicha con papas: salchipapas.

Su tragedia comenzó cuando a los 4 años cuando se rehusó tajantemente a comer cualquier cosa distinta a embutidos y papas fritas para la comida. Desde esa época se acostumbró a una dieta idéntica a la que eventualmente sumaba pan, algunas manzanas y banano. Cualquier otra cosa le provoca vómito.


Daily Mail


Pennock, originario de West Yorkshire y quien se gana la vida como salvavidas, cuenta para Daily Mail que su problema alimenticio le ha traído, además de un colesterol por las nubes y un peso de 120 kilos, problemas en sus relaciones con las mujeres, pues muchas de ellas no soportaron una rutina alimenticia que no incluía salidas a comer o nuevos restaurantes. Salchipapas y solo salchipapas.

“No creo haber comido nunca un vegetal en mi vida, si cualquier cosa (distinta a salchipapas) llega a tocar mi boca me pone físicamente enfermo. He tratado de comer otras cosas, pero simplemente no puedo dejar de volver”, confiesa.

Su adicción no cambió ni con la llegada de sus hijos, que hoy tienen 5 y 3 años. Vive momentos de ansiedad si no come salchipapas y por eso su dieta diaria incluye al menos dos veces al día un poco de esta combinación.

“He rebuscado en mi cerebro y les he pedido a mis padres que me ayuden a saber cómo empezó esto, pero es un misterio. Creo que debió ser tal vez por algo que me haya traumado cuando era más joven, pero mi madre dice que no”,explica.

Según el diario británico que recoge la historia,el diagnóstico para Pennock es Desorden Alimenticio Selectivo. Y actualmente está ahorrando para ser tratado por un especialista en Londres que le cobra 300 libras por sesión, más de 1 millón de pesos.

Mientras tanto, el hombre se ejercita en el gimnasio y ha logrado mejorar su figura hasta bajar 20 kilos, pero no son necesariamente buenas noticias: su salud continúa en riesgo porque no ha sido capaz de cambiar esa peligrosa dieta.

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