La ‘santísima trinidad’ de la música popular en Colombia: Diomedes Díaz, Joe Arroyo y Rafael Orozco resucita cada año para las fiestas de Carnaval, y en desfiles y presentaciones llenan de alegría a todos aquellos que los ven caminar por las calles de Barranquilla.
Debajo de los disfraces de los ídolos se encuentran tres bacanes de tiempo completo, veteranos en la fiesta del Carnaval y verdaderos representantes de la cultura y la tradición del Caribe colombiano.
El líder del combo es Jairo Meza Sánchez, 61 años, “nacido en Cartagena y registrado en Barranquilla”, quien lleva 33 años personificando al Joe Arroyo, “desde 1987 lo represento y tuve el honor de conocerlo y ser su amigo desde que estaba en la orquesta La Protesta”.
En veteranía le sigue Jesús Pardo, 60 años, barranquillero y quien lleva 20 años imitando a Rafael Orozco, ídolo de la música vallenata asesinado de nueve tiros, el jueves 11 de junio de 1992, en el barrio Villa Santos, norte de Barranquilla.
“El personaje nació luego de que mataron a Rafael, en la empresa donde trabajaba se dieron cuenta de mi parecido físico con el ídolo y empezaron a ‘mamarme gallo’, que me escondiera porque ahora seguía yo y desde entonces me quede Rafa”, relató Jesús.
El más joven del combo es Rafael Pardo Rodríguez, 56 años, barranquillero, nacido en el barrio Chiquinquirá y residente “de toda la vida” en Las Palmas.
“Vea usted como son las cosas de la vida: yo soy hermano de Jesús, que imita a Rafael Orozco, y yo imito a Diomedes Díaz desde hace 8 años, es decir, que dos hermanos representamos el papel de dos artistas que tuvieron una rivalidad musical en su momento”, afirmó.
Encuentro en Batalla de Flores
Jairo Meza recordó el encuentro de estos tres pesos pesados de la música popular colombiana.
El escenario no podía ser otro que el desfile de la Batalla de Flores en la Vía 40, Jairo, personificando al Joe Arroyo, iba caminando con su amplificación y una corte de 20 familiares, incluyendo varios nietos, quienes le hacían la segunda en ese entonces.
“Caminábamos muy bien arreglados y la gente estaba muy animada, yo iba metido en el personaje, de repente miro a un costado y observo a un hombre idéntico a Rafael Orozco, caminando a un lado de la vía, con una amplificación pequeña y acompañado por un corista; pensé que esos pelaos tenían mucho potencial y los invité a unirse a mí y desde entonces estamos juntos”, rememoró.
Con el paso del tiempo y los carnavales, el corista de Rafael empezó a notar que la gente le decía que se parecía mucho a Diomedes Díaz, y en el año en que murió el ídolo vallenato se decidió a asumir tremendo personaje.
Además tuvo el empujón del Joe, quien le dijo que no lo quería más como corista y lo exhortó a que se le midiera a ser Diomedes o no lo iba a dejar desfilar con ellos en el próximo Carnaval.
“Justamente me decidí en 2014, cuando Diomedes llevaba pocos meses de haber fallecido y debo confesar que fue un éxito porque la gente estaba muy animada cuando salió el personaje y sobre todo las mujeres me abrazaban, me tocaban y hasta me besaban, es la locura uno sentir por esos momentos algo cercano a lo que es ser famoso”, explicó Rafael.
Momentos de la vida
Con sus personajes Jairo, Jesús y Rafael han obtenido reconocimiento y viajado por diversas festividades de Colombia como la Feria de las Flores, en Medellín; y el Festival de la Leyenda Vallenata, en Valledupar; el Festival del Caimán, en Ciénaga.
Y cada uno tiene sus propias anécdotas que los han marcado.
Para Jairo, uno de los momentos más importantes de su vida fue el día en que se dirigió a la casa donde vivía el Joe Arroyo, en la carrera 38, en Barranquilla, a pedirle permiso a su familia para usar su imagen en un pendón y lo atendió Mary Luz Alonso, la segunda esposa del músico, en persona.
“Era raro que allá le abrieran la reja a uno por tantos problemas que hubo luego de que el maestro murió, pero enseguida me mandó a entrar, me sentó en la sala y me dio un refresco que solo había tomado cuando era niño, agua de arroz con cola y una galleta y me atendió muy bien”.
Jesús va más allá y afirmó que una vez el espíritu de Rafael Orozco lo ayudó a salir sin daños graves de un accidente de tránsito, que le ocurrió al regresar hacia Barranquilla después de haber estado en la Batalla de Flores de Santo Tomás, hace un par de años.
“Veníamos como a las 8:00 de la noche y hubo un accidente en la vía, a la camioneta en la que yo venía de chance se le metió un camión y nos tiró para el monte. Casi nos volteamos y el chofer llega y me dice ‘Rafa abre la puerta que tengo la cabrilla metida entre las costillas’ y yo no me podía mover tampoco”, contó.
Desesperado Jesús trató de patear la puerta “y una persona vestida de blanco, no es carreta mía, fue quien me abrió y cuando yo me bajé no había nadie, para mí ese era el ángel de Rafael Orozco”, manifestó Jesús.
Las anécdotas de Rafael, quien encarna a Diomedes Díaz, están ligadas con mujeres, como era lógico, en especial el hombre recuerda una que le ocurrió durante un baile en el que se presentó y un hombre le empezó a gritar ‘¡Diomedes, cachón¡’ “y lo repetía constantemente y como con rabia”.
Rafael aguantó la provocación pero de repente la mujer que acompañaba al hombre que lo estaba ofendiendo se volteó y le dijo a su acompañante “Diomedes podrá ser cachón, pero es un papacito y a mí me gusta”, y acto seguido le estampó un beso a Rafael.
En espera de la pensión
En su cotidianidad Jairo Meza Sánchez trabaja como técnico de refrigeración y pasa tiempo de calidad con su familia. “El Joe siempre ha sido mi único ídolo y mi canción favorita de su amplio repertorio es La Rebelión”, contó.
Jesús y Rafael Pardo trabajan como ebanistas independientes en un taller del barrio Las Palmas. Ambos están a la espera de su pensión, en especial Rafael, quien afirma que antes de que eso ocurra le gustaría ganarse un premio Congo de Oro al mejor disfraz “no por el dinero, sino para mostrarle a mis nietos, porque ya pronto me va a tocar es salir como el doctor Chapatín”, dijo.
Estos tres ‘duros’ de la música también están a la espera de un buen patrocinador para salir este año al Carnaval y dar lo mejor de sí con sus disfraces.
“Lo que nos diferencia de otras personas es que siempre hemos tenido respeto a los artistas que representamos, no permitimos faltas de respeto, por ejemplo que al Diomedes le estén pasando pañuelos, o le digan vainas a Rafa o a mi cuando estoy metido en la piel del Joe, tampoco cobramos por las fotos con la gente, ni recibimos limosnas, quien quiera contratarnos para una fiesta le hacemos su contrato y cobramos lo justo por un espectáculo de primera”, sentenció Jairo Meza Sánchez.