Nataly García, de 28 años, dejó su natal Venezuela a principios del año pasado en busca de un futuro mejor para su hijo adolescente y su esposo, también venezolano, pero de padres colombianos.
Al preguntarle a Nataly sobre sus sentimientos al tener que pasar el Día de la Madre lejos de su tierra y sus familiares, se entiende el sentido de la frase ‘el silencio también habla’, pues en el caso de esta mujer es muy elocuente.
Actualmente Nataly trabaja como mesera en uno de los cientos de restaurantes que están desperdigados en Barranquilla, y vive con miedo diario de que la paren en la calle, le pidan papeles y la deporten a Venezuela, donde pasaba hambre literalmente hablando.
P. ¿Cuándo llegó a Colombia?
R
.Llegué el 22 de septiembre de 2016 por la frontera, vía terrestre, de Caracas - Maicao - Barranquilla, actualmente vivo en Soledad, me reservo el nombre del barrio porque las cosas están complicadas. En Venezuela vivía en El Valle, un sector de Caracas.
P.¿Con quién vive acá?
R.
Con mi compañero, él es de padre colombianos, nacido en Venezuela, en Caracas; él se vino hace un año porque le salió un trabajo y al poco tiempo me dijo que me viniera yo también con el niño por el conflicto que vivimos hoy en Venezuela.
P.¿Por qué aceptó emigrar para Colombia?
R
.Porque ya no me podía sostener en Venezuela, tuve que dejar mi trabajo en Caracas y venirme con mi niño buscando un futuro mejor, gracias a Dios me lo recibieron en un colegio y está estudiando primero de Bachillerato, tiene 12 años.
P. ¿En qué trabajaba en Venezuela?
R.
Era asistente de la oficina de recursos de una firma constructora, en un mes me ganaba 20 mil bolívares, que más o menos corresponderían en ese momento (2016) a $500 mil colombianos y con ese dinero a duras penas sobrevivía, no podía comprar el arroz y la harina pan, primero que todo por las colas que se hacían y yo no tenía tiempo para irme a amanecer haciendo fila, me tocaba vivir a base de papa, yuca y chipi-chipi (una especie de molusco marino comestible)
P.¿En qué momento decidió emigrar?
R.
En 2016, en enero, fue cuando me dio más duro la inflación y con el llamado de mi esposo me vine sin pensarlo. Él acá trabaja como en una empresa de festejos, tiene sus papeles colombianos y está legal, tiene todo en orden. Yo y el niño somos quienes tenemos problemas y vivimos con la zozobra de una redada de inmigración y que nos deporten. Es difícil porque yo soy una persona con muchas aspiraciones y a la hora de estudiar se limita todo, porque no puedo andar libremente por las calles, no puedo matricularme en un curso, no puedo hacer nada, yo salgo con Dios todos los días a la calle.
P. ¿Ha realizado trámites para legalizar su situación?
R
. Yo me casé con mi esposo en Baranoa, en enero pasado, fui a hace 20 días a Migración y la persona que me atendió me dijo que yo “jamás iba a tener la nacionalidad colombiana así me casara con quien fuera porque Colombia es un país que no le da la nacionalidad a nadie”. No sé si me lo dijo por hacerme sentir mal, si eso es legal o no; pienso que si me casó con una persona deberían, por lo menos, otorgarme unos beneficios porque si el día de mañana yo tengo un hijo acá ¿dónde lo voy a tener, detrás de una mata de mango? Desde entonces nunca más he vuelto a Migración.
P. ¿Cómo ha sido el cambio de la vida que llevaba en Venezuela a la que lleva ahora en Colombia?
R.
Ha sido duro, porque allá era una profesional y tenía un buen empleo, acá trabajo en un restaurante y hago de todo, pero tengo unos buenos jefes y buenos compañeros de trabajo, le agradezco a Dios por eso. Acá gano $480 mil mensuales y sagradamente le mandó una parte a mi mamá.
P. ¿Cómo se siente al tener que pasar el Día de la Madre lejos de Venezuela?
R.
Bueno con mi mamá….(Nataly empieza a llorar y no puede responder la pregunta)
P. Cambiando de tema ¿Cómo vé la situación política en Venezuela en este momento
R
. Lo que se vive en mi país es una extrema dictadura, pero yo tengo esperanza que pronto se va a ir Maduro y vamos a poder volver todos los venezolanos que estamos fuera, porque nosotros no somos inmigrantes, nosotros estamos acostumbrados a nuestro país, a nuestras raíces, cuando salíamos era a pasear, a recrearnos; la verdad ser inmigrante es muy duro. Yo nunca estuve de acuerdo con Chávez, ni vote por él, pero era una persona más estructurada, más estudiada y sabía cómo llevar el país, pero con Maduro todo es muy diferente, porque él no sabe resolver nada.
Mi mamá es pensionada y fue maestra, mi papá es funcionario y mi hermana trabaja en un banco del Gobierno; cuando estábamos allá festejábamos el Día de la Madre en grande, nos reuníamos, comíamos, ahora.... (se pone a llorar otra vez)
P.Su esposo y su hijo ¿qué le van a regalar este domingo?
R
.Mi hijo no me ha dicho todavía, mi esposo me dice que me va a preparar una comida deliciosa, pero no es igual, no, no es igual.