Hace 18 meses, Marcos José Carreazo Pérez, de 28 años, vive su propio viacrucis debido a una herida de bala que recibió el 1 de diciembre de 2015, cuando se movilizaba en su motocicleta, por el barrio Ternera.
Según expresó Carreazo Pérez, iba en sentido Ternera-Centro luego de llevar un pedido de carne a un cliente, pero debió detenerse debido al semáforo, cuando se percató de que dos delincuentes estaban huyendo después de cometer un robo. Los dueños del local quienes habían sido víctimas del flagelo, empezaron a disparan en contra de los presuntos delincuentes.
“Yo nada más escuché un tiro porque me dieron de una a mí, aquí en la parte de atrás del hombro”, expresó el herido.
Los vecinos del lugar auxiliaron al herido y lo trasladaron hasta la clínica Madre Bernarda, donde permaneció 15 días internado, luego fue remitido a la clínica Regional del Caribe por un lapso de 10 días más y finalmente debido a las escaras que tuvo, lo llevaron hasta el Hospital Universitario de Cartagena.
El joven manifestó que desde ese día, no ha podido volver a trabajar, incluso debe movilizarse en una silla de ruedas y todo eso, debido que la bala que lo hirió, permanece alojada en su cuerpo, más exactamente delante de su columna, produciéndole fuertes dolores de espalda.
“El médico en su momento me dijo que era riesgoso sacarme la bala y después me dijo que ya la herida había cicatrizado, total que no me la han querido sacar y eso a mí me tiene incómodo porque la bala me molesta”, finalizó Marcos José.