Hoy en la Vía 40, los barranquilleros disfrutarán de uno de los desfiles con mayor arraigo carnavalero, la Gran Parada de Tradición. El recorrido que inicia desde la 1:00 p.m. rendirá homenaje al fallecido Humberto Pernett, el gran caporal del Cipote Garabato, es por ello que los 240 integrantes de esta danza han preparado una gran puesta en escena que incluye pancartas alegóricas a su nombre, además llevarán unos botones con su imagen y danzarán con unas estrofas dedicadas a Pernett, para recordar a uno de los líderes más entusiastas que ha tenido esta fiesta.
Dentro de los encargados de participar en esta coreografía están los Jiménez, familia que tiene 29 integrantes metidos de lleno en la lucha de la vida sobre la muerte.
Esta es una de las estirpes más carnavaleras que tiene la ciudad en la actualidad y cuentan con integrantes desde los 3 hasta los 59 años. Su líder es Edgardo ‘Pepe’ Jiménez Martínez, quien se siente orgulloso de haber ido induciendo a sus hijos, cuñados y sobrinos a hacer protagonistas de la fiesta cultural más importante de Colombia.
“Soy cofundador del Cipote Garabato junto a los hermanos Pernett. En 1990, comenzó mi aventura, ya llevó 28 carnavales metido de lleno en esta danza y disfruto mucho porque es nuestro plan familiar favorito, no necesitamos que sea época carnavalera para darle rienda suelta a nuestra pasión por esta danza, nosotros estamos en modo Carnaval los 365 días del año, ya que hacemos actividades para recoger fondos, paseos, bingos, festivales gastronómicos y bailes”.
Edgardo ‘Pepe’ Jiménez, cofundador de la danza, mientras es maquillado | César Bolívar
Pepe, como es llamado de cariño por sus cuatro hijos, cuñados y sobrinos es el gran caporal de su familia, ayudando a maquillar a los más pequeños y entregándoles instrucciones a cada uno al momento de iniciar la coreografía.
“Aquí todo el que se enreda con uno de mis hijos termina bailando en la Vía 40, no hay escapatoria, es que esta es nuestra esencia, muchos de los que hoy son esposos y tienen hijos se conocieron bailando en la Vía 40. Escogí ser garabatero porque Humberto Pernett se atrevió a sacar esta danza de los clubes y hacerla del pueblo, me gustó esa filosofía y en el momento que ingresé me convertí en difusor de esta propuesta que hoy nos hace el grupo más grande de garabateros”.
Familia que carnavalea unida
Dice un adagio popular que “familia que reza unida, permanece unida”, pero en los Jiménez además de la oración, se basan en el Carnaval para construir sus mejores experiencias. María Cristina Moreno, esposa de Pepe, indica que en un día como hoy su familia, que la mayoría vive en los barrios El Silencio y Recreo, se reúnen desde las 8:00 a.m. en su casa ubicada en Villa Carolina y desde allí se van al desfile. “Nos cambiamos y ayudamos a maquillarnos, de mi casa nos queda cerca la Vía 40 y ya es tradición salir desde aquí luego de haber comido un buen desayuno. Vivo orgullosa de mi familia, nosotros representamos el 10% del Cipote Garabato, uno de los grandes referentes del Carnaval. Siempre nos ubicamos en el primero de los tres bloques, vamos compartiendo el trago, la alegría, el desorden y los gritos. Aquí más bien aplica el dicho “Familia que baila unida, permanece unida”.
Con todo su carisma y sabor los Jiménez han participado también en otros desfiles a nivel nacional e internacional. Han estado en El Espinal (Tolima), Neiva, Medellín, Bucaramanga, Bogotá y unos de sus viajes más emocionantes lo hicieron el 5 de octubre de 2016 en Nueva York (EEUU). “Estuvimos bailando en la quinta avenida, una de las experiencias más majestuosas que hemos tenido, son experiencias que son increíbles porque estas rodeada de los seres que más amas en el mundo”, contó María Cristina mientras le pintaba los labios a su nieta María Teresa de 3 años.
Alejandro Jiménez Moreno, de 19 años, es uno de los hijos de este feliz matrimonio que lleva más de dos décadas y que ha hecho aportes valiosos en la obtención de los 26 Congos de Oro que acumula el Cipote Garabato. Este estudiante de comunicación social, dice que su ADN tiene los colores amarillo, verde, rojo, negro y blanco característicos de esta danza. “Llevo 18 años de estar participando en los desfiles como garabatero. El primer año hice el recorrido en coche, mis padres me enseñaron a bailar y juntos hemos hecho historia en el Carnaval. Hay personas que se desaniman de salir algún año porque no encuentran compañía, en cambio aquí en familia la pasamos bacano, hay mucha unidad”.
“El garabato me ha enseñado muchos aspectos del liderazgo porque muchas veces fui caporal del grupo infantil y eso te alimenta mucho, apoyaba a los más pequeños, esta danza me ha dejado muchos amigos, romances y viajes a muchos lugares”.
Una de las más pequeñas de este linaje es Isabel Cristina, de 6 años quien sostiene que quiere bailar hasta los 80, pero acompañada de su familia. “Nos reímos mucho, amo a mi familia y me siento orgullosos de todos. Me gusta mucho el garabato, desde que tenía un añito estoy bailando y disfruto mucho nuestros gritos ‘¡Qué viva el cipote garabato!’, ‘¡Viva la capa roja!’”.
En la familia Jiménez hay integrantes de los tres hasta los 59 años | César Bolívar
Propuesta matrimonial en la Vía 40
Mario Patiño Berdugo y la paisa Alejandra Manrique, también hacen parte de esta singular familia, su romance inició en el garabato y se consolidó hace seis años cuando a Mario se le ocurrió pedirle la mano a su amada en plena Batalla de Flores. “Ya llevábamos cuatro años de novios, teníamos planes a futuro, y como yo amo el Carnaval, decidí que iba a pedirle la mano en medio de la Batalla de Flores, delante de todo el mundo, ese era el mejor escenario para cristalizar nuestro amor, así que hablé con Humberto Pernett y él me alcahueteó mi loca idea, habló con todo el grupo y músicos. Así que en medio del desfile la música paró, el cantante anunció que íbamos a vivir un momento especial y en ese momento la llevé al centro del cumbiódromo, me arrodillé y del nervio ni siquiera pude decirle ‘cásate conmigo’, sino que saqué el anillo y nos besamos en medio de un grito colectivo de ‘Vivan los novios’. Hoy ya tenemos una hija de un año y tres meses que se llama María José y estamos esperando otra niña María Paula que está en la barriga hace seis meses”, cuenta Mario notablemente emocionado.
Por experiencias como estas es que los Jiménez han logrado consolidar una fraternidad que cada año se alimenta con los aplausos del público y con los abrazos que se dan en medio de su danzar.