Madre de joven asesinado en Las Flores relató la angustia que vivió tratando de salvar a su hijo
Chelo José, de 22 años, fue una de las seis víctimas mortales de la matanza cometida en un establecimiento nocturno por cuatros criminales fuertemente armados.
Greys Villa aseguró que nunca olvidará el momento en el que le fueron a avisar que a su hijo Chelo José lo habían baleado madrugada de terror que se vivió el lunes anterior en el barrio Las Flores.
El joven, de 22 años, fue una de las seis víctimas mortales de la matanza cometida por cuatros criminales fuertemente armados que llegaron hasta un establecimiento comercial ubicado en la Vía 40 con calle 106, de la localidad Riomar de Barranquilla.
Discreto, callado, comprometido, con ganas de salir adelante, respetuoso con sus seres queridos y fanático de tener muchos amigos. Así definió a Chelo su progenitora.
Con el retrato de su hijo junto a ella, arreglos florales y un altar, la madre de la víctima habló sobre el episodio violento que le arrancó a su “niño”: “Ya no hay nada que me devuelva la vida de mi hijo, pero si Dios me pusiera a escoger a alguien, lo escogiera de nuevo a él”.
“A eso de las 11:00 de la noche del domingo salió mi hijo con su novia a comprar comida a la Vía 40. Al llegar se acercaron a saludar a unos amigos de ellos que estaban en el estanco y se quedaron un rato ahí. Después vinieron estas personas que empezaron a disparar”, narró la progenitora del joven, destacando que era común que él saliera a esa zona comercial “como todo muchacho del barrio”.
La mujer indicó que la pareja de Chelo le contó que “ambos corrieron para lados distintos. Ella observó que los tiros lo impactaron en la cadera y se devolvió a auxiliarlo porque estaba en el suelo. En ese instante, el sicario también se devolvió y le apuntó a ella. Me dijo que su acción fue taparse la cara, dándole la espalda al hombre, pensando que igualmente le iba a disparar”.
La jovencita, al notar que se trató solo de una amenaza y que los sujetos habían huido, volvió a acercarse al joven: “Ella y un vecino, que también resultó herido, lo llevaron al puesto de salud, y allá ingresó consciente”.
Luego de eso, Villa recibió una llamada telefónica para confirmar si Chelo José permanecía en casa, pues su conocido no sabía si dentro de los heridos estaba él. “De inmediato salí hacia el lugar, me puse en shock al ver tantos heridos en el suelo, entre ellos busqué a mi hijo, ya estaba canalizado, pero se había desangrado”.
Para Greys su objetivo era salvar a su Chelo, y por eso tomó una motocicleta para trasladarlo a otro centro asistencial.
“Al parecer, una de las balas le dañó unas de las arterias. Lo saque en contra de la voluntad de los médicos y me lo llevé hasta la Clínica Portoazul, allí los médicos me dijeron que lo reanimaron, pero no pudieron hacer nada”, detalló.
Acevedo Villa, recibió dos heridas con arma de fuego, una en el estómago y otra a la altura de la pelvis.
“Le gustaba sentarse en una esquina para compartir con amigos. Quiero hacer claridad en que no todo los que vivimos aquí somos delincuentes, hay familias que trabajamos para salir adelante”, dijo.
Sobre los señalamientos de las autoridades sobre el ataque sicarial, Greys indicó: “El comandante debía verificar primero quiénes eran los jóvenes que se encontraban allí. Ellos estaban en el lugar y momento no indicado, no eran delincuentes, hablo por mi hijo y por los otros cuyas mamás se encuentran en la misma posición que yo (...)”.
Además, coincidió con la observación de muchos testigos: “No hubo apoyo de las autoridades, el CAI está a escasos 100 metros. No fue un tiro, se trató de una ráfaga de balas que debían hacer automáticamente que la Policía llegara ahí”.
Acevedo Villa era el hijo menor de la familia, había estudiado mecánica diesel y su dedicación lo llevó a cursar natación, inclinándose por el buceo.