Aramis López Guerra no está solo. Así se lo hizo ver un grupo de amigos del barrio Boston de Barranquilla, donde se crió y vivió desde niño, hasta que un trágico accidente de tránsito le arrebató a su papá y a su hermano mayor, el 25 de febrero de 1978.
Él y su mamá, Socorro Guerra Romero, sufrieron graves heridas que los mantuvieron hospitalizados durante varios meses, al borde de la muerte. A raíz de ello, Aramis quedó con secuelas en su parte motriz y en su habla. Su mamá falleció el pasado 20 de diciembre, vísperas de Navidad, otro duro golpe que le dio la vida.
En medio del dolor que lo embarga por la pérdida de su única compañía, a ‘Rafael Orozco’, como es conocido en Barranquilla y Malambo por su afición a la música del desaparecido cantante vallenato, sus amigos de infancia le llevaron una alegría a su casa en el barrio El Concorde, en Malambo, donde reside.
De acuerdo con Ramón De la Rosa Reinares Noguera, amigo de infancia de Aramis López, fue su otro amigo Cristian Liévano, quien vive actualmente en Estados Unido y que tras leer la noticia publicada en Al Día, la publicó en un grupo de WhatsApp que tienen en el barrio.
Y agrega: “la idea no era el que donara más, cualquier granito de arena era muy valioso, alguien dio algo de lo que podía para que Aramis pasara este fin de año sin preocupación, que tuviera por lo menos con qué comer. Por eso uno no debe juzgar a nadie porque no sabe la cruz que lleva por dentro, uno debe respetar a la personas como son”.
Pese a que han transcurrido 42 años de ese fatídico accidente, la vida de Aramis se convirtió en una tragedia, contrario a lo que muchas personas han escrito a través de las redes sociales.
Una Navidad agridulce
Una vez se pusieron de acuerdo, el grupo de amigos hizo su aporte a la noble causa. Fue así como algunos donaron arroz, aceite, huevos, enlatados, galletas, azúcar, granos, café, agua sin gas, detergente para lavar platos, papel higiénico, shampoo, crema dental, jabones, desodorante, un cepillo de dientes, máquina para afeitar, talco para los pies e incluso una guitarra nueva.
“Muy agradecido con estas ayudas que me regalaron, pero me duele tanto que mi mamá se haya ido, mi mamá muerta y yo comiendo, no es justo”, dijo llorando Aramis López.
Sobre la guitarra nueva que también le obsequiaron la catalogó como “mi regalo de Niño Dios”.
Las otras personas que ayudaron a Aramis son Jorge Bustillo, Carlos Rojas, Néstor ‘Tolimita’, Rodríguez; Efraín Barrios, Julián Barros, Pipo Madero, Jorge Sampayo y Edwin Torres.
Tras la muerte de su mamá, ‘Rafael Orozco’ la visita todos los días en el cementerio municipal de Malambo, donde le canta y ora por el eterno descanso de su alma, aunque reconoce que se siente muy triste y solo.
Su canto triste y quebrado se sigue escuchando por las calles de Barranquilla y Malambo, acompañado de su guitarra que no para de llorar, rasgada y herida.
A pesar de todo, de la soledad y la tristeza que lo embargan, a Aramis López le queda la música como refugio y también el legado del gran Rafa. Un legado que no para de difundir a pesar de la adversidad causada por los duros golpes que le ha dado la vida.