A propósito del Día nacional de la lucha contra la Obsesidad, el barranquillero David González, con 164 kilos, confiesa sus malos hábitos alimenticios.
Implementar una dieta rigurosa y dejar de lado el sedentarismo no son alternativas negociables en la vida de David González, que a sus 32 años y una estatura de 1,82 metros debe cargar con un peso de 164 kilos, que lo convierten en una persona obesa de grado tres, a tan solo un escalón de ser considerado como alguien con obesidad extrema.
Hoy, cuando se conmemora el Día nacional de la lucha contra la Obsesidad, David recuerda que desde muy pequeño presenta esta condición y cree que esto se debe a la genética, ya que su padre también sufre de obesidad y hace unos meses una familiar tuvo que ser sometida a un bypass gástrico por padecer la misma enfermedad.
Reconoce que los malos hábitos alimenticios lo han llevado a empeorar su situación, ya que son múltiples las ocasiones en las que no se resiste a la tentación de comerse un perro caliente, una salchipapa o una pizza. Confiesa que se le hace “agua la boca” de solo ver a alguien disfrutando de una de estas comidas rápidas.
Sabe que no debe ingerir alimentos con alto contenido de grasa o azúcar, pues su condición no es la ideal para una persona cuyo índice de masa corporal –IMC– es de 49.5, siendo el apropiado, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)de 18.5 a 24.9. Este mismo organismo define a la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”.
Alguna vez practicó la natación, pero solo lo hacía cuando estaba de vacaciones. Después empezó a montar bicicleta, pero lo tomó como un hobby, y por último decidió caminar para hacer algo de actividad física, aunque gran parte de su tiempo permanece en una emisora comunitaria cristiana que se encuentra ubicada en el segundo piso de su casa.
No se avergüenza de ser considerado como obeso ya que desde hace un año empezó tratamiento y se postuló para ser sometido a una cirugía de bypass gástrico. Es consciente de que esa no será la solución final a su enfermedad porque muchas otras personas han vuelto a subir de peso luego de operarse y sabe que en sus manos está que su proceso de bajar kilos se mantenga.
“A mí los doctores me dicen que todo está en la mente, así que debo mentalizarme en cambiar mis hábitos”, afirma.
La médica internista y endocrinóloga Yadira Villalba explica que los alimentos ultraprocesados están dando pie para que la población con obesidad aumente. Sin embargo, la especialista deja en claro que dicha condición no siempre es elegida por el paciente y expone que son varias las causales para que un ser humano presente esta enfermedad.
Entre estas se encuentran: la herencia genética, como lo manifiesta David; la edad, teniendo en cuenta que el metabolismo cambia con el paso de los años; los hábitos alimenticios; el estrés, que si bien no es una causal determinante para desarrollar obesidad en algunos casos suma junto a otra serie de factores; y el género, que según expresa Villalba hace a las mujeres más vulnerables a desarrollar sobrepeso.
Eder Hernández, médico internista del Hospital Universidad del Norte, también pone sobre el tablero una cifra revelada en un artículo científico publicado por la Universidad del Norte. El documento expone que el 72% de los barranquilleros padecen algún tipo de síndrome metabólico, es decir, que una mayoría de los ciudadanos tienen algún tipo de problema de peso.
Los expertos concluyen que en la actualidad son muchas las personas que están propensas a sufrir algún tipo de alteración del peso. De hecho, En 2016, según la OMS más de 1.900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. De acuerdo con los cálculos la cifra va en aumento, y David González hace parte de esta realidad.