Era un niño alegre y muy sociable, tocaba la guitarra en la iglesia y vendía dulces en el colegio para comprarse la merienda, o por lo menos esos son los testimonios que amigas y vecinos del sector de Tunjuelito dijeron al periódico El Tiempo acerca de Jaider, el niño que se quitó la vida el pasado 5 de mayo luego que según las autoridades, su familia adoptiva no le permitiera asistir a la misa de conmemoración de su mamá que había muerto hace 7 años producto de una pulmonía.
Ante esta pérdida el niño fue dado a su papá, pero rápidamente tuvo que intervenir el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar debido a las denuncias de maltrato físico del que era víctima Jaider, por lo que después de pasar por un internado y un hogar sustituto, el Defensor de Familia determinó que debía estar con sus tíos, con los que si bien nunca había tenido ningún tipo de acercamiento, según el funcionario eran los únicos que brindaban las condiciones necesarias para la crianza del niño.
Sin embargo, según lo relatado por el portal Las 2 Orillas, estando bajo la custodia de esta nueva familia de parientes el niño regresaba a las instalaciones del Icbf “cansado de que lo amarraran, lo dejaran sin comer durante días, lo obligaran a vender dulces en la calle y de recordarle que él no era más que un arrimado” hechos que expuso ante los funcionarios de la entidad pero de manera infructuosa pues siempre determinaban que debía volver con sus tíos.
“Él no era feliz en esa casa. Me contaba que su prima lo maltrataba, que le hacía la vida imposible con sus padres adoptivos, se quería ir” manifestó una de las amigas más cercanas de Jaider, y que según el portal fue a quien le dijo, el día anterior a su muerte, que iba a emprender “un viaje muy largo para visitar a su mamá”. Y así lo haría, alrededor de las 10 de la noche del 5 de mayo, fecha en la que se cumplían 7 años de la muerte de su mamá y motivado, presuntamente por la negativa de sus tíos de dejarlo asistir a una misa para conmemorar su memoria.
“Una de sus rutinas era asistir a la iglesia del barrio en donde le permitían tocar la guitarra era como un momento espiritual en el que el niño lograba exorcizar sus tristeza” se lee en el artículo del periódico El Tiempo. El caso de Jaider sin embargo dista de ser un hecho aislado, puesto que según un estudio de la Universidad de la Sabana en 2016 se presentaron 244 suicidios de niños y adolescentes entre los 5 y 17 años, mientras que de acuerdo a cifras del Instituto Colombiano de Medicina Legal al 31 de marzo de 2017 ya 65 menores se habían quitado la vida.