Se cumple este domingo exactamente una semana del día que Wadit Manuel Tafur Misas, de 45 años, decidió quitarse la vida.
En una vivienda del barrio Villa Muvdi, Soledad, calle 48 No. 24-58; Nancy Misas Crespo, una mujer de 69 años, lamenta la pérdida del mayor de sus tres hijos, Wadit Manuel.
Notoriamente golpeada por el suceso que protagonizó su primogénito, Nancy aceptó dialogar con AL DÍA y sentenció: “Lo hago más que todo para dejar un precedente, y que la gente sepa de las consecuencias que puede generar la negligencia del sistema de salud colombiano”.
Misas Crespo reconoció la condición de Wadit como paciente epiléptico y los problemas relacionados con ello; pero fue enfática al afirmar que el motivo por el cual su hijo decidió suicidarse se derivó de una depresión profunda por la negativa de la EPS Coomeva de suministrales los medicamentos para la epilepsia.
“Nunca imaginé que mi hijo se suicidara, porque siempre supo sobrellevar la enfermedad que padecía desde que era adolescente”, precisó Nancy.
WADIT, LUCHADOR DESDE SIEMPRE
Alegre, amigo de todos, cariñoso, bromista, y amante de la música, son apenas unos de los tantos adjetivos que describían a Wadit desde sus primeros años de vida. “Era un niño normal como cualquier otro, incluso, después de la vez que nos dimos cuenta de que era epiléptico”, expresó Nancy.
Fue en la madrugada del 11 de mayo de 1986 cuando surgieron las falencias neurológicas en la vida de Wadit Tafur.
“Esas son las cosas que no puedo olvidar”, exclamó Nancy, suave y pausada.
“La primera convulsión de mi hijo fue el Día de las Madres del 86, estaba en su cuarto, me di cuenta porque se quejaba mucho y decía incoherencias. Como pudimos lo estabilizamos”, recuerda.
Desde ese momento Tafur Misas se convirtió en un paciente epiléptico, encadenado a pastillas, pero resuelto a vivir su cotidianidad como la de cualquiera persona sana.
“Su pasión era el fútbol y las mujeres, pues era bastante apuesto y le llovían pretendientes. Tuvo un par de relaciones, pero no sé por qué luego de un tiempo terminaban”, recordó Nancy Tafur, hermana de Wadit.
APARECIÓ COOMEVA Y LAS TUTELAS
En 1998, según rememora su mamá, Wadit fue afiliado a Coomeva en calidad de cotizante, pues trabajaba para pagar su sistema de salud.
Todo marchó bien en la relación paciente-aseguradora hasta el 2007, cuando la entrega de medicamentos comenzó a faltar.
A Wadit le formulaban Urbadán y Trileptal, pero este último lo cambiaron en marzo por un genérico que no toleraba.
Fue necesario instaurar una tutela el 30 de mayo, además de un incidente de desacato para que Coomeva cumpliera.
“Era una persona muy disciplinada con sus medicamentos, él y su mamá estaba pendientes de los tratamientos”, sostuvo a AL DÍA José Enrique Vargas Manotas, neurólogo que trató a Wadith durante la última década.
Pero poco o nada vale la disciplina cuando no están los recursos. “Con Coomeva siempre fue un problema, en el 2014 nuevamente tuvimos que entutelarlos para que nos dieran las drogas, esa vez por el Urbadán, que se lo cambiaron”, evocó Nancy Misas.
Es preciso tener en cuenta que el Urbadán y el Trileptal son medicamentos "no pos", es decir, que no están dentro del Plan Obligatorio de Salud, por eso Coomeva exigía radicados de solicitud de los mismos para un estudio de auditoría nacional que tardaba 15 días. “El problema es que muchas veces pasaban más días de lo normal, en una ocasión tardaron tres meses en darle los medicamentos”, puntualizó Nancy. “Wadit se deprimía cada vez que le ponían problemas a la entrega de sus drogas”.
LOS ÚLTIMOS DÍAS DE TAFUR MISAS
Wadit Tafur administró hasta finales del año pasado un parqueadero en Malambo, con dicho oficio ganaba el dinero suficiente para sus gastos y para sentirse útil. Esta actividad no le permitía caer en depresiones.
Ir a la cancha de fútbol acompañado de su mascota Bufy, un perro chow-chow al que diariamente sacaba a pasear eran otros de los ejercicios que mantenían estable a Wadit, sin embargo, nada de esto pudo evitar la gran depresión fatal.
“Desde el 27 de febrero pasado en Coomeva no le daban los medicamentos. Fui varias veces, pero en mis tres visitas me dijeron que no tenían las drogas listas”, manifestó Misas.
Estrés, desespero y depresión, empujaron a Wadit directo al suicidio, afirma su madre Nancy. ¿Pero qué tan creible puede ser esta hipótesis?
Por medio de sus especialistas de salud mental y un emisario que visitó las instalaciones de AL DÍA, Coomeva respondió: “Nadie puede decir a ciencia cierta el porqué un paciente elige el suicidio, decir que por el retraso de entrega en un medicamento es irresponsable”.
La idea expuesta por Coomeva es compartida por Vargas Manotas, el especialista que trataba a Wadit, aunque reconoce que el no recibir las medicinas pudo haberlo afectado.
“Con que deje de tomar el medicamento durante 24 horas ya es un problema. Quizá no tenga una relación directa con su fatal decisión, pero también es posible que se haya estresado a partir de eso”, puntualizó Vargas, neurólogo de la Universidad Javeriana y neuroinmunólogo de la Autónoma de Barcelona. Si 24 horas sin medicarse era crítico para Tafur, ¿qué tanto pudo haber sido que dejara de tomar las tres dosis diarias de Urbadán y Trileptal durante los 12 días que transcurrieron en marzo?
“Ese día salí temprano al mercado y noté extraño a Wadit, le propuse que me acompañara y se negó. Volvía a las 4 de la tarde y estaba colgando de un cable en el cuarto. Se había ahorcado”, lamentó Misas. “A mi hijo no me lo devuelve nadie, pero quiero dejar claro que como este hay muchos casos que aún se pueden evitar. La gente en Colombia se muere por falta de medicamentos y atención por este nefasto sistema de salud que tenemos”, subrayó.