En el Juzgado Segundo Penal del Circuito con funciones de conocimiento de Valledupar se dio inicio al juicio oral que enfrenta Ana Iris Batista como presunta determinadora del asesinato de su esposo, el sargento del Ejército Nacional, Julio Eliécer Gámez Bracho.
En la audiencia la Fiscalía 16 seccional presentó a tres de sus testigos como parte de las pruebas con las que busca demostrar la responsabilidad de la acusada, quien goza de libertad condicional por vencimientos de términos.
Uno de los testigos escuchados en el estrado fue Carlos Murillo, director de la Regional Norte de Medicina Legal, quien para la fecha de los hechos –agosto de 2010– se encontraba en la seccional de Valledupar.
El perito forense señaló que la víctima presentó tres orificios de arma de fuego, pero que esto no necesariamente podría obedecer a tres disparos, ya que dos pudieron tratarse de orificios de entrada y salida.
“Las heridas dejaron lesiones cráneo cerebral, una fractura en el cráneo, una laceración en el encéfalo que es la más trágica, un hematoma y hemorragia interna en el cráneo.
La herida en el cuello deja lesiones de gran calibre, lesiones en las vértebras al final del cuello y trauma facial contundente en el lado izquierdo de la cabeza”, detalló el experto.
Otro de los testigos del ente acusador fue un topógrafo del CTI de la Fiscalía quien realizó la fijación fotográfica del lugar de los hechos en busca de evidencia como parte de las pruebas.
Entre las demás pruebas de la Fiscalía están los testimonios de los autores materiales de este crimen registrado al interior de un restaurante en el norte de la ciudad.
De acuerdo con la investigación, la mujer habría mandado a cometer el crimen a sicarios de una banda criminal para supuestamente quedarse con su patrimonio y cobrar un seguro de vida del cual era beneficiaria.
La próxima audiencia quedó fijada para el 4 de febrero con más testigos del organismo investigador.
