Dos años, siete meses y 11 días han transcurrido desde el asesinato de Cerly Viviana Moreno Otero, crimen que causó conmoción en Baranoa y que hasta la fecha continúa en la más completa impunidad.
El cadáver de Cerly, de 22 años, fue hallado a las 6:00 de la mañana del 7 de julio de 2014 en la trocha La Cienagueta, entre los municipios de Baranoa y Usiacurí.
Su padre, Luis Moreno Ospino, no se ha dado por vencido para lograr el esclarecimiento del asesinato de su hija y por iniciativa propia ha investigado y suministrado a las autoridades policiales algunas pistas que podrían conducir hasta el o los asesinos de Cerly.
Estas pistas forman parte sumarial de las investigaciones policiales, sin embargo Moreno Ospino considera que las autoridades, especialmente la Fiscalía, han sido paquidérmicas para llegar al fondo del asesinato.
UN DÍA ANTES DEL ASESINATO
El domingo 6 de julio de 2014 Cerly les dijo a sus padres que iba para la casa de ellos en el barrio 11 de Noviembre, de Baranoa, a reunirse con un grupo de compañeros para realizar un trabajo académico. La joven realizaba en ese entonces un curso de Asistente Administrativo en la Corporación Incatec, de Barranquilla, y trabajaba como auxiliar contableen una ferretería de ese municipio.
Su compañero sentimental, Jorge Orellano, llegó a la casa de los padres de Cerly a las 9:15 de la mañana de ese día. Lo hizo en una moto de ambos.
Su instinto de padre lo hizo sospechar que algo malo estaba ocurriendo en la relación sentimental de su hija con Jorge Orellano. “Le pregunté que si él la estaba maltratando y me respondió que los problemas los resolvería con él”, recordó el padre de Cerly.
A las 4:50 de la tarde la muchacha le pidió prestado el celular al papá para llamar a su marido, quien se había ido a tomar con unos amigos en un estadero de Baranoa. “La escuché discutir con él. A las 7:00 de la noche me volvió a pedir prestado el celular para llamar a Jorge y nuevamente discutieron porque el tipo le estaba pidiendo plata para pagar la cuenta del licor que había consumido en el estadero”, apuntó el padre de la joven.
A pesar de que este le pidió a su hija que fuera para su casa y no para el estadero donde estaba su marido, la chica hizo todo lo contrario. A las 7:40 de la noche, se despidió de sus padres y se subió en un motocarro. Les dijo que iba para el estadero, situado en el barrio Góngora, a buscar a su pareja sentimental.
DIJO QUE ELLA NO LLEGÓ AL ESTADERO
Ese fue el último momento en que Gladys Otero, madre de Cerly; y Luis Moreno, vieron con vida a su hija.
La sorpresa para ambos fue mayúscula cuando a las 12:45 de la medianoche fueron despertados por un silbido de Jorge Orellano.
“Él estaba alicorado en su moto. Entró a mi casa y le preguntó a mi esposa por Cerly. Yo me levanté y nos dijo que ella no llegó al estadero donde él la estaba esperando”, dijo Moreno.
Desde ese instante comenzó la angustia para los padres y demás familiares de la joven. La buscaron por todo el municipio, la llamaron al celular y el aparato estaba apagado.
Durante toda la noche la buscaron infructuosamente hasta que a las 6:00 de la mañana Zuleima Moreno, tía de Cerly, llamó a Luis para decirle que habían hallado el cuerpo sin vida de su hija en una trocha.
El cadáver fue encontrado en posición fetal, con el cabello desordenado y la blusa rasgada. El resultado de la necropsia fue asfixia mecánica por estrangulamiento con cuerda. A pesar de estar sumido en el dolor por la pérdida de su hija, Luis Moreno comenzó a indagar entre los vecinos.
“Nos dicen que a las 3:00 de la mañana vieron un motocarro que entró a esa trocha, y que una pareja iba discutiendo. Detrás iba un motociclista. La persona que nos dijo eso no pudo identificar a los ocupantes del motocarro. Creemos que en él iba mi hija y el que la mató”, subrayó.
Moreno considera que, según las evidencias y testimonios que él ha recogido entre la comunidad, el asesinato de su hija podría tener tintes pasionales.
Días después del crimen de Cerly Moreno, Baranoa fue sacudida nuevamente por dos asesinatos.
El primero ocurrió el 12 de agosto de 2014. Rafael Coronado De los Reyes, alias Archi, fue ultimado ese día de 4 tiros en la trocha La Tomatera.
Posteriormente, el 17 de septiembre fue asesinado Ernesto Roa, alias Pendales. Fue hallado en la trocha Santa Ana. Ambos estaban señalados de ser extorsionistas.