¿Qué Pasa?

Macondiano: este muerto está muy vivo

Botó la cédula y Registraduría lo dio por fallecido.

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Un verdadero viacrucis ha tenido que vivir los últimos años el samario Ramón Acosta Marín, de 68 años y residente en el barrio San Joaquín de Valledupar (Cesar), después que fuera declarado muerto años atrás ante la Registraduría, lo que le ha traído inconvenientes, como no poder acceder a los servicios médicos que requiere de su EPS.

Según Acosta Marín, quien se ganaba la vida como vendedor ambulante hasta que tuvo que retirarse de esa actividad por dos tumores que tiene debajo de la rodilla, en el 2010 fue declarado como muerto en Medellín, luego que la víctima de un homicidio fuera identificada con su cédula.

Ahora, Acosta ha recorrido durante los últimos cinco años todas las dependencias estatales en la capital del Cesar, con miras de solucionar ese error y poder recibir el tratamiento médico que necesita. “Nunca creí tener que afrontar una situación tan fea, sobre todo porque yo nunca he estado en toda mi vida en Medellín”, acotó el ex vendedor ambulante.

Por su parte María Marchena, esposa de Acosta Marín, reveló que además del dolor que le producen los tumores, su pareja también sufre de deterioro en sus articulaciones, lo que le dificulta aún más caminar, sin embargo ha tenido que esforzarse y poner en riesgo su salud para volver a ser declarado vivo.

Pero no todo en su historia es malo, pues algunos días atrás Acosta Marín recibió su nuevo documento de identidad por parte de la Registraduría Nacional, no obstante, la EPS Salud Vida, a la que está afiliado, continúa reacia a cambiarle el estado en el sistema de muerto a vivo, como si no lo estuviera.

Delicada enfermedad

De acuerdo con la pareja de Acosta, los tumores que tiene en sus piernas son metastásicos, por lo que de no poder acceder al tratamiento su verdadera muerte podría ocurrir.

Con información de: Gerardo Correa M.

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