¿Qué Pasa?

Miami se alista contra la explotación sexual

Por la llegada del Súper Bowl.

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Cada año, la final del torneo de football americano conocida como Súper Tazón convoca a grandes estrellas, millonarias publicidades y cerca de 100 millones de televidentes. Pero la fiesta trae consigo otro elemento menos feliz: un aumento de la trata, y en particular de la explotación sexual.

Este año, Miami, en el sur de Florida, alberga el partido del Super Bowl, el 2 de febrero. Pero eso preocupa a las autoridades de una ciudad conocida por su ambiente festivo en el tercer estado con más casos de tráfico de personas de Estados Unidos, después de California y Texas.

Temen que la personalidad ya de por sí distendida de la soleada Miami, sumada a la jarana de un evento de la magnitud del Súper Tazón, formen una tormenta perfecta para la explotación sexual.

Miami tiene un problema que "obviamente el Súper Tazón va a amplificar, porque cuando hay grandes eventos festivos, eso atrae a las organizaciones [criminales] que intentan venir a hacer más dinero", dijo a la AFP Anthony Salisbury, agente especial a cargo de la oficina de investigaciones del Departamento de Seguridad Interior.

Es la experiencia que padeció Katariina Rosenblatt. Desde sus 13 años hasta sus 17 fue forzada a tener sexo en un hotel de Miami Beach, la turística isla barrera frente a Miami.

"Me vendieron por mi inocencia como una pequeña virgen estadounidense, pero conseguí salir del tráfico", dijo a la AFP esta sobreviviente que fundó la ONG de ayuda a las víctimas de tráfico There Is Hope For Me.

"En el hotel a Miami Beach, venían turistas sexuales de todas partes para comprar sexo", contó.

Todos atentos a las señales

Las autoridades están entrenando a empleados de hoteles, guardias de seguridad, choferes de camiones, de autobuses y de Uber para que reconozcan las señales de que alguien está sufriendo esclavitud.

Estas son las personas que tienen más posibilidades de identificar un posible caso de tráfico de personas y de reportarlo a la policía, porque son los únicos que se cruzan con la víctima.

Si los huéspedes tienen muchas visitas en una habitación de hotel, si piden un cuarto cerca de la escalera, si no permiten que les hagan la limpieza, si vienen con poco equipaje, si piden rellenar constantemente el bar o muestran señales de poca higiene personal.

Todas estas, combinadas, son algunas de las señales de que ocurre algo turbio.

"Ya sea una actitud nerviosa, o la incapacidad de hacer contacto visual, o a veces las víctimas no responden una pregunta sin mirar a alguien antes de hacerlo, como pidiendo permiso", prosiguió la fiscal general de Florida, Ashley Moody, en un entrenamiento en un hotel en Miami Beach.

También les pidió a los empleados prestar atención a los tatuajes, que muchas veces indican que la víctima es "propiedad" de su traficante. Sobre todo si varias personas llevan el mismo.

La organización del Súper Tazón está participando en los esfuerzos de concientización.

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