El negocio de las comidas rápidas era el objetivo que tenía en mente el expolicía Sergio Armando Orostegui Santofimio, asesinado de tres tiros la tarde del viernes en una tienda de la calle 85 con carrera 21, barrio La Manga (Barranquilla). Orestegui se movía en la línea de los prestadiarios, pero tenía planeado abandonarlo e incursionar en este otro.
El ahora occiso ingresó a la Policía en 2008 y a principios de este año tomó la decisión de pedir la baja, porque sentía deseos de pasar más tiempo en familia.
Orostegui Santofimio, de 31 años, planificó recaudar el dinero prestado y luego invertir en un negocio de comidas rápidas.
Sergio, el segundo de dos hermanos, residía en La Arboleda con su esposa y suegros, estaba próximo a mudarse con su mujer e hija a una casa propia del mismo sector.
“La ilusión era pasar la primera Navidad en nuestro propio hogar”, agregó la viuda mientras se desgarraba en lágrimas.
Se dice que el día del homicidio Orostegui llevaba 1.5 millones de pesos, los cuales no aparecieron en la escena del crimen por lo que se presume que el móvil del hecho obedece a un atraco, aunque no se descarta que pudiera haber sido víctima de algún cliente que tuviera una deuda pendiente con él.
Los hechos
"Deme una gaseosa”, le solicitó Sergio al joven que estaba detrás del mostrador de una tienda en La Manga. El empleado del negocio le entregó la bebida y cuando el hombre la degustaba llegaron dos sujetos en una moto, el parrillero se bajó y le propinó tres balazos tras un breve forcejeo.
Sergio murió de manera instantánea. Ocurrió a las 5:30 de la tarde de ayer dentro de la tienda El Tanganazo, situada en la calle 85 con carrera 21.
De acuerdo con la versión entregada por testigos a la Policía, los autores del asesinato fueron dos hombres que se movilizaban en una motocicleta. “El parrillero se bajó de la moto, se dirigió hacia donde estaba el hombre tomándose una gaseosa y lo encañonó, al parecer para atracarlo”, precisó un testigo.
Dos proyectiles alcanzaron al expolicía en el pecho y uno en la cabeza. Cuando vieron que su víctima cayó sin vida al piso, en medio de un charco de sangre, los tipos huyeron en la moto bajando por la carrera 21.