Disparos de escopeta, duelos al ponerse el sol y continuos tiroteos en mitad de polvorientos pueblos perdidos de la mano de Dios, así describen las grandes franquicias norteamericanas al lejano oeste.
Un caso similar ocurre poco más abajo del “nuevo continente”, y en un hemisferio contrario, donde no hay desiertos en los cuales enfrentarse, pero sí “fronteras invisibles ” que son el punto de partida de las disputas entre bandas delincuenciales: el Suroriente de Barranquilla.
En esta zona de la ciudad se registraron 10 de los 33 homicidios contados en la capital del Atlántico en el mes de agosto, siendo la segunda localidad con más asesinatos en este periodo; mientras que en el mes de septiembre hubo una reducción de 50 %, contabilizando cinco homicidios en esta localidad.
De acuerdo con la Policía Metropolitana, la mayoría de estos casos obedecen a pugnas por el territorio para el tráfico de estupefacientes.
Según el coronel Óscar Daza, comandante operativo de la Mebar, “en esta zona se está presentando la reestructuración de las estructuras, luego de que ‘los Costeños’ y ‘Costeños Pepes’ aparecieran como dos grupos, tras ser uno mismo, siendo uno del bando de Digno Palomino y el otro de Jorge Eliécer Díaz Collazos, ‘Castor’”.
Es de anotar que dos de las tres masacres ocurridas en el presente año en Barranquilla se han presentado en esta zona: la primera ocurrió en un establecimiento comercial llamado ‘la Costeña’, ubicado en la carrera 21 con Cordialidad, barrio San José, el pasado 20 de mayo, cuando un hombre asesinó a tiros a tres personas, identificadas como Robinson Enrique De Alba Herrera, de 37 años; Edwin Guillermo Sandoval Gamero, de 39, y Juan Carlos Mujica Ortiz, de 24 años.
El segundo triple crimen tuvo lugar en la última semana de agosto (28), en el barrio Montes. La madrugada transcurría de manera habitual en la agitada zona donde funciona el negocio ‘El Templo del Amor’, ubicado en la carrera 26 con calle 39. Sin embargo, de un momento a otro, el panorama cambió cuando sujetos a bordo de una motocicleta pasaron por la puerta del establecimiento y dispararon en contra de las personas que se encontraban allí.
En ese lugar fallecieron Jorge Eliécer Aguilar Quintero, un vendedor de chuzos de 54 años, y Carlos Julio Suárez Solano, de 68 años, vendedor de café y otras bebidas calientes. La tercera persona que perdió la vida fue Ángel Mesías Alejandro, de 33 años, quien alcanzó a ser trasladado a un centro asistencial.
Estos dos hechos sangrientos tienen en común, aparte del fatídico número de víctimas mortales, los móviles establecidos por las autoridades, los cuales, como se dijo en este escrito anteriormente, al parecer, “obedecen a el enfrentamiento de las bandas por el tráfico de drogas”.
Por su parte, el coronel Daza afirmó que las autoridades se encuentran trabajando con toda la localidad en búsqueda de que se reduzca la inseguridad: “Estamos trabajando mancomunadamente con la ciudadanía, a su vez con el marco de las denuncias y seguimos con esas informaciones, teniendo ya conocimiento de quiénes son los que ordenan los ataques y quiénes ordenan las extorsiones, siendo estas realizadas desde centros penitenciarios, es por esto que se han registrado actividades de traslado de estos delincuentes a celdas frías”.
“Homicidios contra ciudadanía bajaron”
En el primer Consejo de Seguridad por la Vida , realizado en el Comando de la Policía, en el que estuvo presente el ministro de Defensa, Iván Velázquez, en compañía de las autoridades locales, el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, dio a conocer que “a septiembre hemos encontrado que hubo un incremento del 4 % en los homicidios.
Sin embargo, los homicidios a la ciudadanía en general han disminuido en un 46 % y lo que ha causado que se incremente la primera cifra son los móviles de sicariato, los cuales corresponden a ajustes de cuentas entre bandas delincuenciales, que están tratando de llegar a la ciudad para controlar el territorio y utilizarlo como puerto de narcotráfico, para sacar el oro de actividades de minería ilícita y al mismo tiempo para la extorsión”.
Es por esto que, según el mandatario local, “el compromiso del Gobierno, a través del Ministerio de Justicia , la Policía y la Fiscalía, es intentar proveer mayor inteligencia, el mayor número de jueces posibles”.
Finalmente, Pumarejo mencionó que estas estructuras están identificadas desde un principio: “Son las mismas estructuras criminales que tenemos desde hace mucho tiempo identificadas como lo son el ‘Clan del Golfo’, ‘los Rastrojos Costeños’ y ‘los Costeños’, las cuales no son una actividad menor, no son delincuencia común, es delincuencia organizada”.
Preocupación y esperanza
Para Fabián Meléndez, edil de la localidad Suroriente, hay “preocupación por lo que se viene presentando en la localidad; sin embargo, son muy buenas las acciones que se están realizando desde la Alcaldía, con reuniones y consejos de seguridad. Pero igual pareciera que estos grupos delincuenciales mutaran de una forma muy diferente. Hemos observado cómo realizan extorsiones, en las que amenazan a muchas personas del común, y que afortunadamente en algunas ocasiones hemos logrado ayudar y contactar con las entidades para que sean protegidos los afectados”.
Asimismo, el funcionario mencionó que una de las medidas fundamentales es “escuchar al afectado y ser el canal para poder ayudarlos con los estamentos que se encargan de la inteligencia y de la investigación”.
De acuerdo con Meléndez, el alto índice de la criminalidad en el sector se debe a personas foráneas que han llegado al territorio y se juntan con las personas que pertenecen a la zona y comienzan una especie de hibridación, en la cual se mezclan los actuares delictivos de unos en sus antiguos lugares de injerencia, con los que tradicionalmente ya se tenían visualizados en la localidad.
“Es triste ver cómo estos grupos utilizan a los menores y los instrumentalizan, pero todo esto se da porque los jóvenes desde pequeños ven a esas bandas en las calles y escuchan sus historias, y eso lo traduce en un niño, porque como no ven más nada y solo tienen esa imagen van creciendo sobre esa misma historia”, dijo el hombre.
Finalmente, el edil resaltó que “la Alcaldía tiene programas que sirven para que estas personas se desarmen y estudien. Hace poco miraba una de estas estrategias por parte de la Oficina de Seguridad en la que le daban empleo a estas personas que han visualizado que es mejor realizar un cambio en su vida”.
Una oportunidad para que los jóvenes brillen
Para que la historia no se repita nuevamente con los jóvenes en el suroriente, la Oficina de Seguridad empleó la estrategia para la atención de la conflictividad juvenil “Vuelve y Juega”, que cuenta con varios componentes para que estas personas que viven en situaciones de riesgo tengan diferentes oportunidades y ofertas institucionales para dejar atrás los enfrentamientos callejeros.
Parte de esa oferta consiste en impulsar espacios para la formación académica de los beneficiarios, brindar atención psicosocial, el desarrollo de escuela de padres y prácticas deportivas y culturales para la puesta en práctica de valores que les permitan convivir sanamente en su comunidad, contribuyendo así, a la reconstrucción del tejido social en la ciudad.
Es por esto que continuando con la apuesta para la transformación social de la juventud barranquillera liderada por el alcalde Jaime Pumarejo, 100 jóvenes de la estrategia “Vuelve y Juega” culminaron su formación a través de cursos complementarios del SENA.
“Culminamos una etapa más de oportunidades en la que 100 jóvenes, a través del SENA, recibieron formación de curso complementario de soldadura, lo que para ellos representa herramientas que les permitirán incursionar en la vida laboral e, inclusive, comenzar un camino como emprendedores”, explicó Nelson Patrón Pérez , jefe de la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana.
Además, Patrón Pérez aseguró que continúan “trabajando en alianza con el SENA y llevando a los barrios estos cursos que impulsen la creación de proyectos de vida por fuera de los conflictos callejeros y situaciones de riesgo”.