Fue cuestión de segundos y ni siquiera alcanzó a darse la vuelta. A un hombre le llegó la muerte cuando revisaba su celular mientras se encontraba de pie sobre el andén de una carretera en la ciudad de Cartagena, donde fue ultimado a bala. El hecho tuvo lugar en el barrio El Campestre.
La víctima vestía una pantaloneta amarilla y un suéter gris. Se encontraba en solitario sobre el andén de una carretera bajo la mirada de algunos mototaxistas que se encontraban sobre la vía. Ausentes, casi, en espera de algún cliente que requiriera sus servicios.
Parecía una noche como cualquier otra, pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.
La visión panorámica de una cámara de seguridad tomó el registro del instante. Desde algunos metros previos, un sujeto inició una carrera a toda velocidad. De vida o muerte, claro, era él o su víctima. Llevaba camiseta negra y su identidad es difícil de determinar por la grabación.
Lo cierto es que el apresurado atacante, en medio de su veloz intervención, desenfundó un arma de fuego y le disparó al hombre que, desentendido, cayó al suelo con la vida esfumándose por su cráneo, que tuvo un orificio de acceso, pero no de salida, de una bala que le aniquiló en un abrir y cerrar de ojos.
El celular del fallecido cayó al suelo del mismo modo que el cuerpo se desplomó abruptamente. Sí, abrupto, como el correr del atacante en el momento que supo cometido el crimen. Entonces emprendió la huida hacia lo desconocido y en las tinieblas permanece, ocultando en el anonimato para seguir gozando de una libertad condicionada por el paso del tiempo y el no descubrimiento de quién es.
Del muerto, por su parte, no se conoció la identidad. Sin embargo, se supo que vivía en Ceballos y tenía tres días de haber salido de la cárcel.