El derribo de la casa-museo
El derribo de la casa-museoCortesía
¿Qué Pasa?

No va más: Derriban la casa-museo de Pablo Escobar en Medellín

La casa era administrada por uno de los hermanos del narcotráficante abatido en 1993.

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Debido al auge que ha tenido con los años la ciudad de Medellín como destino turístico a nivel nacional, la Casa-Museo Pablo Escobar comenzó a ser un punto de visita obligatorio para quienes llegaban a la ciudad de la 'Eterna Primavera'. Sin embargo, esta no podrá volver a ser visitada, pues sus propios dueños tomaron la decisión de clausurar el lugar y derrumbar la estructura.

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La decisión fue tomada por los propios propietarios del lugar, quienes decidieron tomar cartas en el asunto antes de que llegara la intervención de las autoridades locales, quienes varias veces en el pasado habían manifestado su descontento con la existencia de la vivienda-museo, pues hacía una alegoría en el marco de los 'narcotours' hasta el punto de convertirse en una parada obligatoria.

En ese sentido, la Alcaldía de Medellín había designado a alrededor de 50 personas la tarea de intervenir la vivienda, pero su sorpresa fue enorme al descubrir que Roberto Escobar Gaviria, administrador del museo, había decidido adelantarse a los propósitos de las autoridades locales, tumbando la propiedad y llevándose consigo todo lo que había en su interior.

"Llevamos a cabo una intervención de demolición en el sitio conocido como el 'Museo Pablo Escobar'. Llegamos al lugar encontrando que el dueño del predio ya había adelantado estas acciones. Desde el distrito y la Secretaría de Seguridad rechazamos el uso del territorio para aquellas actividades que promueva el narcoturismo", explicó el coronel Omar Rodríguez Aranda, subsecretario operativo de la Secretaría de Seguridad y Convivencia.

¿Cómo era la vivienda?

La razón entregada por las autoridades para intervenir el espacio turístico es que no tenía permisos para su operación. Por otra parte, también ha sido clara la voluntad del alcalde actual, Daniel Quintero Calle, el querer desaparecer la huella del narcotráfico y la relación de Medellín con el pasado violento vivido en las décadas finales del siglo XX. 

Dicho esto, el caso específico de la casa-museo ofrecía una estructura de dos plantas que tenía a su vez la vivienda del propio Roberto. 

Sus puertas se abrieron desde hacía más de cinco años y siempre fue administrada por el hermano de Pablo Emilio, conocido con el alias de El Osito; uno de los pocos miembros del Cartel de Medellín que logró mantenerse con vida a través del paso de los años. 

Además de Roberto, en la casa también trabajaba Nicolás Escobar, su hijo mayor. 

En exhibición estaban fotografías, prendas íntimas usadas por el propio Escobar, además de una amplia serie de pertenencias entre las que se destacaban vehículos, 'muebles caleta', piezas de helicópteros, aviones, una moto de la marca Lambretta y hasta la avioneta de la Hacienda Nápoles.

Realizar el recorrido tenía un valor de $120,000 por persona y su duración era de aproximadamente una hora.