El sonambulismo sexual no es un mito y hay muchos casos que lo documentan. Hace poco recibí un correo de una amiga vallenata que me confesó que una noche su pareja fue todo un semental en la cama, pero la escena no fue como la de costumbre.
Cuenta que los besos fueron distintos y hasta la intensidad de los movimientos aumentó, pero a la mañana siguiente, al consultarle, su pareja dijo no acordarse de nada.
La sexsomnia es un trastorno del sueño que provoca que una persona desee tener sexo o sea capaz de mantener relaciones sexuales mientras duerme y que, al despertar, no recuerde lo ocurrido, según leí en un estudio reciente.
El sonambulismo sexual está catalogado dentro de las condiciones de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y por tanto se debe tratar como un trastorno serio, pero no deber ser confundido con los sueños húmedos que experimentan con frecuencia los jóvenes en la adolescencia.
En la actualidad se desconocen las causas de la sexsomnia, aunque los estudios indican que es más frecuente en varones, y especialmente en aquellos con antecedentes de terrores nocturnos o sonambulismo durante la infancia y adolescencia.
El trastorno puede ser tratado con fármacos y con terapia psicológica, siempre bajo la supervisión de un especialista, pero los resultados varían mucho de un paciente a otro.
Una especialista me explicó que los síntomas típicos de la sexsomnia son la masturbación, los gemidos, y la búsqueda de relación sexual, normalmente de carácter agresivo, durante el sueño.
Ante esta situación se debe ir a una cita, donde el médico debe entrevistar al paciente y a su pareja, y si se confirma la actividad sexual durante el sueño sin que el paciente haya consumido drogas o alcohol, se le realiza una polisomnografía, una prueba que sirve para diagnosticar trastornos del sueño, y que registra la actividad cerebral y los movimientos oculares del paciente dormido.