He escuchado estos últimos días, a donde quiera que voy, el cover de Dany Daniel de la canción Le hace falta un beso. Es pegajosa, por el coro y demás, pero lleva un mensaje profundo que quizá no se han detenido a escuchar aunque esté en el título de la canción: el poder de un beso.
Así he titulado mi artículo de hoy porque he visto que muchos se preocupan por el tamaño del pene, que cómo hacen para que su pareja se excite, que qué posición deben practicar para alcanzar el orgasmo, que cuánto tiempo debe durar durante el coito antes de eyacular, en fin; pero nadie se pregunta si a su pareja en verdad le hace falta un beso.
Según la filematología (ciencia que estudia los besos), con el contacto boca a boca hace nos podemos pasar información esencial para saber si elegimos correctamente a nuestra pareja, enviar señales químicas y fomentar la relación a largo plazo.
Lo anterior lo resumo siempre en un dicho que les refiero a mis amigos: si besas a una mujer y no se te para, déjala ir. El beso lo es todo, incluso para las mujeres. En su caso sería: si besas a un hombre y no te hace mojar los calzones, déjalo ir.
Besar también es un excelente preámbulo coital. En los labios hay una cantidad de terminaciones nerviosas que al activarlas provocan excitación. Además, el beso provoca que se libere adrenalina en tu sangre, lo que hace que el aumento el ritmo cardíaco del cuerpo. Y esto a su vez ayuda a reducir la presión arterial porque se dilatan los vasos sanguíneos y la sangre fluye fácilmente hasta todos los órganos vitales.
Pero el beso también hace que nos sintamos más queridos y conectados. Mejora nuestra autoestima. Imaginen lo que puede sentir una persona a la que su pareja la lleva a la cama pero no la besa. Besen, besen y besen. Y no solo los labios. Besen todo el cuerpo.
Se los digo: no hay sensación más deliciosa que pasar tus labios por cada milímetro de piel de tu pareja. Además de que tú lo sientes rico, ella se excita y también le gusta. Anímate a probar y dame la razón.