La rutina solía ser bastante similar: cada día, el joven abordaba un bus y amordazaba a quienes a esa hora se disponían a ir a sus jornadas laborales para robarles dinero en efectivo, teléfonos celulares y posesiones de valor.
Sin embargo, como toda historia, a esta le llegó su final el pasado 26 de marzo, cuando junto a un compiche encontró a una víctima que iba armada en el bus que habían decidido hurtar.
Las balas dejaron a Josué sin vida de forma inmediata y a su compañero de fechorías con una grave herida.
Poco pasó entre el sonido de las balas y el del jadeo de la madre del joven abatido, quien rompió en llanto al conocer la noticia.
Cuando llegó al lugar de los hechos, la mujer guatemalteca afirmó bañada en lágrimas: "Mi hijo se levantó temprano a asaltar los buses, como siempre, pero me lo mataron”.
Según la madre del delincuente, su hijo “no le hacía daño a nadie”, “no le disparaba a nadie, sólo los asaltaba”.
De acuerdo con las autoridades, el sujeto gozaba de prestigio a nivel nacional en Guatemala y las autoridades estaban severamente preocupadas porque el proceder del hombre ya comenzaba a ser imitado por otros delincuentes.