A las 8:06 de la mañana, tras 21 minutos en trabajo de parto, Yisley del Carmen Jaraba Rodríguez dio a luz en la clínica La Asunción a su tercer hijo, Lian Yesed Cruz Jaraba, que pesó 4.715 gramos y midió 56 centímetros, en promedio las medidas de un bebé de cuatro meses.
Los médicos y las enfermeras que atendieron el parto se asombraron del tamaño del bebé porque “aunque son usuales los niños que nacen pesando más de 4.000 gr, este es uno extraordinario”.
El embarazo de Lian fue normal, según relata Bersais Rodríguez, su abuela materna. “Mi hija tuvo un buen embarazo. Comía bien y de hecho trabajó todo el tiempo. Nunca se quejó de nada fuera de lo común”.
La última cita de monitoreo se la realizaron el martes pasado, cuando iba a cumplir 40 semanas de gestación. Los especialistas aconsejaron que si no daba a luz en el transcurso de los días siguientes debían internarla para inducirle el parto, aunque las imágenes no mostraban nada inusual.
Yerson García, ginecólogo que atendió el procedimiento, señala que “lo importante es que la pelvis de la madre estaba en condiciones óptimas para el parto natural. Se tenía conocimiento de que en el parto anterior de la paciente, el bebé había pesado 4.300 gr y asumíamos que este bebé venía macrosómico. Afortunadamente, Lian no tuvo ninguna complicación al momento de su nacimiento”.
Según la Organización Mundial de la Salud,los fetos macrosómicos, es decir que pesan más de 4.500 gramos, “pueden complicar el trabajo de parto con la consecuente necesidad de una cesárea o de un parto instrumental, distocia de hombros o parto traumático. La restricción del crecimiento del feto mediante la inducción del trabajo de parto cuando se prevé macrosomía puede, en teoría, reducir estos riesgos. Por otro lado, la estimación del peso del feto puede ser engañosa, y la inducción del trabajo de parto en sí misma podría generar complicaciones, como el trabajo de parto complicado y la prematurez”.
“Cuando se tienen este tipo de productos macrosómicos, se piensa inicialmente que la madre es diabética o que hizo una diabetes gestacional. En este caso no se presenta esta característica y el único antecedente es el de la abuela. Hay antecedentes en la familia de partos de bebés grandes y se le puede atribuir a una línea genética”, Indicó García
Hace 34 años, en el barrio Carrizal, Bersais dio a luz a su segunda hija, Yisley, de forma natural en su casa, atendida por una partera.“Mi hija fue así de grandota, yo también la parí de forma natural y con la ayuda de una comadrona. Tuve un embarazo normal, comía de todo y no presenté ninguna molestia”, recuerda la abuela del Lian en uno de los pasillos del centro médico.
“Cuando a mí me sacaron a mi hija dije: “¡Dios mío, yo tenía ahí era un elefante! Yo a todo le saco chiste y en medio de mi susto fue lo que pude decirle a la comadrona”, añade.
El especialista asegura que en este tipo de partos existen riesgos inmediatos como una distocia de hombros.“Esto ocurre cuando el bebé no puede salir porque se atasca y, como medida salvadora, hay que fracturar la clavícula para que pueda salir. Además, pueden nacer con alteraciones metabólicas. Por eso es importante tenerlo en la Unidad de Cuidados Intensivos con el fin de hacer seguimiento de parámetros como glicemia y hemograma”.
Hoy Lian Yesed es el bebé más famoso del piso de neonatos de la clínica. Las enfermeras lo visitan cada vez que pueden y recalcan el asombro de ver su tamaño. “¡Dios mío, qué pelao tan grande!”, repiten. La ropa de recién nacido que le compraron sus padres no le queda y solo se le han podido poner las medias.
“La salud del bebé es óptima, tiene un buen patrón respiratorio y no ha hecho ninguna alteración respiratoria inicial de ninguna mala adaptación, la vigilancia en UCI es para evitar a que vaya a hacer algunas alteraciones metabólicas”, explicó García.
Entre tanto, Yeselys está “perfecta, no tuvo ningún inconveniente. Se tiende a pensar que en este tipo de partos la madre puede presentar sangrado después de dar a luz, pero este no ha sido el caso. Se tomaron las medidas con los medicamentos necesarios para evitarlo”.
En una de las camillas de la clínica, Yeselys carga en su regazo a Lian, fruto de su unión con Víctor Cruz Jiménez, lo observa embelesada y aunque no puede hablar mucho por la recuperación afirma que está cansada pero feliz.
La familia residente en el barrio Villa Selene de Soledad no ve la hora de llevarse al nuevo integrante a su hogar. “Mi nieto está bello y sano”, dice entre risas al tiempo que recalca que aunque tienen todo para el bebé, “le falta la cuna”.
Por Lorayne Solano
*Las fotos se publican con autorización de la madre y la abuela del menor.