La casa donde hubo felicidad se convirtió en silenciosa y sin presencia de vida de una noche para otra. De radiante y llena de esperanza, el espacio se tornó oscuro y tenebroso, y lo peor: nadie sabia el porqué.
Nadie se enteró de la tragedia, sino hasta mucho tiempo después. En Ginebra, una ciudad del condado de Nueva York, descubrieron los cuerpos sin vida de David Conde, un hombre de 59 años; y su hijo, de nombre homónimo, en febrero de este año.
La noticia se mantuvo en absoluta reserva hasta las últimas horas, pues las investigaciones permitieron conocer los detalles más importantes de la lamentable historia, que tuvo un inicio cuando el reporte de los ciudadanos dio cuenta de que David Conde padre habría 'desaparecido' de la faz de la tierra.
Entonces comenzaron las pesquisas de las autoridades. Los cuerpos fueron encontrados pocos días después, luego de que la policía encontrara el lugar de residencia del padre y su hijo.
Lo que llamó la atención de los investigadores fue que ninguno de los dos cuerpos presentaba signos de violencia o maltrato. El niño parecía dormido, profundo en el más enternecedor de los sueños, mientras que su padre tenía los ojos abiertos.
Eso comenzó a desatar una serie de juicios preliminares, que fueron aclarados meses después gracias a la divulgación del reporte forense, el cual indicó que Conde perdió la vida como consecuencia de un infarto derivado de una enfermedad cardiovascular con la que sobrevivía desde algunos años atrás.
Lo aterrador llegó cuando se comprendieron las razones que provocaron la muerte del niño.
Sin un padre que lo alimentara y siendo solamente dos contra el mundo, el menor murió de hambre, pues no hubo nadie que pudiera suministrarle alimentación ya que él tampoco podía hacerlo por sus propios medios.
Del niño, se conoció que apenas estaba comenzando a aprender a caminar. Era un bebé "hermoso y con mechones rizados", de acuerdo con la descripción otorgada por los federales de la oficina de Ontario.
Y no. No había una madre. El padre consiguió la custodia del menor poco después de su nacimiento porque, al parecer, la progenitora no tenía interés en su cuidado ni en estar en contacto con él.