En una habitación del Hospital de Magangué (Bolívar) se encuentra una adolescente de 13 años que está a punto de perder uno de sus brazos luego de que le fuera inyectada gasolina.
Los hechos sucedieron el pasado 25 de diciembre en Mina Seca, jurisdicción de Tiquisio, sur de Bolívar, pero solo trascendieron hasta este primero de enero.
AL DÍA conoció que la menor buscaba quitarse la vida luego de que su pareja, un hombre de 19 años, le dijera que no quería vivir más con ella. Deprimida, se fue hasta donde el mejor amigo de su ex y le pidió el favor de que con una jeringa le inyectara el combustible porque no podía vivir más con su dolor.
Según las versiones, la menor insistió tanto que el joven aceptó los ruegos desesperados por quitarse la vida y le inyectó en el brazo izquierdo una dosis de gasolina cuya cantidad no se ha establecido.
El efecto, por supuesto, fue inmediato en el cuerpo de la adolescente, se le hinchó el brazo y el dolor se hizo incontenible. Sus padres, en medio de la preocupación, la rabia y el desespero, la trasladaron hasta el Hospital Local de Puerto Rico, allí, al ver la gravísima infección que le produjo la inyección, la remitieron hasta el hospital de Magangué.
El parte médico entregado a este medio da cuenta de una celulitis o infección de tejidos blandos en el tercio medio del brazo, con exposición en el tercio medio del antebrazo. La víctima se encuentra con una osteomielitis que por ahora le compromete huesos de la extremidad.
Entre tanto, el joven que se prestó para suministrarle el líquido inflamable ya está en los calabozos de la Estación de Policía de Tiquisio a la espera de la evolución de la adolescente.
Los familiares de la menor temen por la posibilidad de que ella pierda su brazo.