Las parteras y los misteriosos valles de los ‘bebés no nacidos’
Conozca los enigmas que rodean esta milenaria tradición.
En siglos pasados los partos en el Caribe colombiano eran atendidos por manos llenas de sabiduría ancestral, señoras que conocían los secretos de ‘El arte de dar vida’. Ellas podían predecir los designios con los que venía cada niño al momento de nacer, leyéndolo en el cordón umbilical del recién nacido, al observar los nudos empapados de sangre mientras aún estaba conectado a su progenitora que exhausta e intrigada le preguntaban a estas enigmáticas mujeres el destino de su familia. Estas damas místicas son conocidas como: parteras o comadronas, comentándose alrededor de ellas innumerables historias misteriosas y del más allá que han ocurrido mientras atienden partos.
A continuación conoceremos un caso sobrenatural ocurrido en Sincelejo, relacionado con una comadrona y los enigmáticos lugares que llaman ‘Los valles de los no nacidos’.
Hilda Coronado, quien actualmente es una anciana dedicada a los quehaceres del hogar, nos cuenta que a los 19 años su madre la echó de su casa por haber quedado embarazada de un joven pobre, ella vivió una experiencia sobrenatural con una partera. Relata que ocultó durante siete meses el embarazo de su primer hijo por medio de una faja, pero su madre la descubrió. “Me tocó irme a la casa de mi marido porque mi madre quería que abortara, así que nos tocó mudarnos a Sincelejo”.
Hilda nos relata que se fue de Barranquilla con su esposo en un camión rumbo a la sabana, pero el vehículo se varó y ella empezó a tener dolores de parto. Desesperados buscaron a alguien que los llevara a un hospital cercano pero nadie pasaba por esa carretera, hasta que por una trocha apareció un niño que los ayudó. “Nos dijo que nos iba llevar con una comadrona llamada Mamá Cande para que el bebé naciera y tuvimos una extraña conversación con él”, cuenta Coronado, quien agrega que el pequeño se identificó como Fabián, confesándoles que su mamá nunca lo quiso y le hizo prometer a Hilda y a su esposo que en agradecimiento le reglarían dos juguetes.
“Nos dijo ahí está la casa de Mamá Cande ¿me pueden regalar un carrito y un balón después que nazca el bebé?. Nosotros le dijimos que sí”, agregó la mujer.
Posteriormente el niño desapareció e inmediatamente ingresaron a la casa de la partera quien trajo al niño sano y salvo. Una hora después la comadrona les preguntó cómo llegaron hasta su casa y ellos le contaron que un niño llamado Fabián los llevó. Al escuchar esto la comadrona sonrió con los ojos aguados y les contó algo impactante.
“Los trajo un angelito del ‘Valle de lo no nacido’, así nos dijo”, esto en referencia a una trocha donde entierran aquellos bebés que fallecen en labor de parto o aquellas criaturas que madres sin corazón matan desde el vientre. “Las comadronas los enterramos al lado de un árbol o junto a una semilla poniéndole el nombre del niño al árbol para que florezca”, contó Mamá Cande.
Una vez les confesó esto la comadrona los llevó por una trocha donde habían varios árboles con carteles que tenían los nombres de niños y su edad. “Nos explicó que de esta forma la vida no era interrumpida y seguía su ciclo”.
La pareja cumplió su promesa y tiempo después llegaron al árbol de Fabián y le dejaron un carrito y un balón. Además a su hijo le pusieron su nombre, en agradecimiento a la ayuda que les brindó.