¿Qué Pasa?

65 años de un disfraz que nació de la violencia política

Cuatro generaciones mantienen vivo al descabezado del Carnaval.

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El disfraz del descabezado y su aspecto terrorífico, que en este Carnaval cumple 65 años consecutivos paseándose por todos los desfiles de esta fiesta, tuvo su origen en la violencia política partidista entre liberales y conservadores de finales de los años 40 y los 50 del siglo pasado.

También tuvo un propósito, homenajear por siempre al caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, asesinado el 9 de abril de 1948 en Bogotá.

Quien afirma esto es el creador e inspirador de esta figura carnavalera que se pasea tambaleante con el cuello ensangrentado, un machete amenazante y la cabeza en una mano: Ismael Escorcia Medina, de 89 años, oriundo de Calamar (Bolívar), y residenciado hace más de medio siglo en el barrio El Santuario, sur de Barranquilla.

“Cuando niño jugaba en las orillas del río Magdalena por donde vi pasar flotando muchos cadáveres sin cabeza debido al conflicto que existía entre liberales y conservadores. También en esa época me metían mucho miedo con la leyenda del ‘burro mocho’, lo cual se quedó grabado en mi mente”, contó Don Guillo, como es conocido en el sector donde reside.

Recuerda que su abuelo Nicolás Medina Ruiz, quien se identificaba con el liberalismo, fue asesinado en medio de la violencia política que se vivía en los años 50.

Este hombre de cabello cano y delgado bigote, que llegó a Barranquilla en condición de desplazado junto a su madre, explicó que la intención de su creación ahora es homenajear a los grandes personajes de la política, el deporte y la farándula. “El reconocimiento lo hacemos con la cabeza de alguna de estas figuras”, declaró entre risas.

Don Guillo se encarga de ultimar los detalles y guiar a sus hijos, nietos y bisnietos, en el propósito de mantener vivo este disfraz. “Yo le sigo dando vida, hace tres años no desfilo porque me iba dando un ‘yeyo’, creo que ya no estoy para esos trotes, para lo que siempre estaré listo será para armar el disfraz. A lo largo del año siento mucho los achaques de la vejez, pero apenas se acerca el Carnaval, me sacudo de mis males”.

Escorcia Medina contó que otro detalle que avivó su idea de crear el disfraz fue ver la figura de un descabezado en una película.

‘EL SUSTO QUE METÍAMOS ERA BRAVO’

Este octogenario pensionado de las desaparecidas Empresas Públicas Municipales de Barranquilla, rememoró que seis años después de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán fabricó el primer disfraz con varillas y almohadas, pero resultó muy pesado para recorridos largos.

“La cabeza era de trapo, ahora es de icopor. Antes el cuerpo era de almohadas, ahora es de espuma. En ese tiempo no existían algunos materiales livianos y tocaba hacerlo pesado. Ahora es mucho más fácil. Quise que fuera un homenaje eterno a Gaitán, pero hay otros personajes que merecían su reconocimiento y empezamos a homenajear a Fidel Castro, El Pibe, Edgar Rentería, Joe Arroyo, Diomedes Díaz, entre otros”.

Una de las anécdotas más jocosas que recuerda Don Guillo en torno a su disfraz, ocurrió en 1954, año de su debut.

“Fuimos la sensación en esa oportunidad, la gente nos aplaudía por la calle 72, porque en esos años la Gran Parada pasaba era por allá, y a mí se me salían las lágrimas de ver que mi creación pese al terror que podía causar en algunos fue aceptada por la mayoría”.

“Luego la fama creció tanto que nos ponían a encabezar el desfile, a veces había mucho público obstaculizando la calle y como el susto que metíamos era bravo nos usaban para despejar el camino. Ya los tiempos han cambiado y los niños con tantas películas que ven ya no nos temen”, agregó entre carcajadas.

Antes del descabezado Ismael Escorcia salió disfrazado de momia, y también mezcló la aristocracia con el pueblo en un mismo disfraz.

“De la cintura para arriba era elegante, con saco, corbata, guantes y sombrero, mientras que el pantalón estaba remendado y los zapatos rotos. Siempre he sido muy crítico a través de mis disfraces y con el descabezado aún más, porque es que Dios nos puso la cabeza a todos por igual, lástima que algunos la usen para el mal”, reflexionó.

TIENEN LISTO SU HOMENAJE

Wilfrido Escorcia Salas, hijo de Ismael, y quien en 2009 fue escogido como Rey Momo del Carnaval, indicó que cada año tienen un homenajeado al que dedican una cabeza. Sin embargo en esta ocasión se tributarán a sí mismo.

“Somos cuatro generaciones las que mantenemos vivo este disfraz, mi hijo Wilfrido Escorcia Camargo y mis nietos se han sumado a nuestro legado. Unas 15 personas desfilamos, entre ellos seis niños, en 2008 fuimos declarados líderes de la tradición, y creo que esto no morirá porque el pueblo siempre nos ha mantenido presente”.

Sobre las innovaciones que mostrarán este año explicó que han creado unos gorros con la imagen del descabezado.

“Sesenta y cinco años no se cumplen todos los días, así que mi viejo se ideó estos gorros para lucirlos en el cuello ensangrentado que tiene el disfraz. De esta manera en los desfiles principales de Carnaval S.A.S. estaremos celebrando nuestra fecha. También estrenaremos una cabeza de tres gorilas, la cual creemos les gustará mucho a los niños, siempre estamos innovando para no dejar morir al descabezado”, declaró Wilfrido mientras se ponía su gorro.

Hoy desde las 2:00 p.m. hasta las 7:00 p.m. en el Gran Malecón del Río recibirán un tributo en el evento denominado Zambapalo del Carnaval.

“Haremos la rueda folclórica más grande que se haya visto con 19 grupos folclóricos y el descabezado estará en el centro. Nos hemos ganado 25 Congos de Oro, infundimos mucho respeto entre los hacedores del Carnaval, así que seremos los homenajeados de este evento que queremos rescatar”.

CONSTRUYERON SU MUSEO

Para realzar este icónico disfraz la familia Escorcia creó un museo en el que coleccionan todo lo relacionado al descabezado.

En la carrera 7H No.47-29, del barrio El Santuario, un letrero fijado en el cielo raso ayuda a identificar este lugar:

“Bienvenidos a la sede del Descabezado”.

En su interior se observan 10 cabezas alineadas, varios archivos de prensa que ilustran la grandeza de este disfraz, y también los múltiples reconocimientos que ha recibido, entre estos un pergamino de la Cámara de Representantes y la medalla Barrancas de San Nicolás, otorgada por el Concejo de Barranquilla.

El que encabeza la tercera generación de este disfraz es Wilfrido Escorcia Camargo, que desde los 6 años ha sido aplaudido en la vía 40.

“Desde la barriga sentí esta pasión, debuté con el homenaje a Pedro El Escamoso, y de ahí no he parado. Esto viene en la sangre y lo digo porque a mi hijo de un año lo pongo a elegir entre un balón y el disfraz y sale corriendo a agarrar al descabezado”, explica Escorcia Camargo.

Entre los niños que se suman a este disfraz está Yeiner Oliveros de 12 años, quien desde los 4 años está participando en los desfiles.

“Algunos se asustan y otros nos piden muchas fotos, es un disfraz que causa miedo y a otros curiosidad”, concluye este niño.

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