Hay cosas que son tan elementales que se convierten en inexplicables. La gran mayoría de los jugadores del fútbol profesional colombiano ansían jugar, algún día, en el Juniorde Barranquilla.
Cuando nos dicen en los aeropuertos “llévame al Junior” invocan a la afición, el buen trato y el generoso salario. Sin embargo, pasa que hay algunos que vienen a cumplir “un sueño” pero se quedan dormidos para siempre.
Después de la buena actuación en Copa Libertadores el debut en Liga Águila, del equipo rojiblanco, no fue para nada halagador. Mucho va de una victoria visitante encomiable a una pobre derrota visitante.
Desesperación mostrada la noche del sábado por el DT Gamero y su AT ‘Chusco’ Sierra, desesperación de los dueños, aficionados y periodistas. Es inconcebible e impresentable que jugadores profesionales que ganan mucho dinero con buenos contratos, jueguen como lo hicieron Félix Noguera y Edison Toloza (ambos ¡otra vez!) ante Equidad.
Noguera va camino de cumplir 30 años y Toloza 33. Ya no son unos niños, pero es como si lo fueran. No mejoran y no hacen lo posible por hacerlo. Es desesperante adivinar qué va a pasar cuando juegan Toloza y Noguera. Y es inexplicable cuales son las razones para alinearlos.
Que los dos se pellizquen. Que no confíen tanto en la buena suerte de estar bajo un árbol que da buena sombra. Que la suerte también se acaba