Aunque quedó el sinsabor de que la ventaja pudo ser mayor, Junior ganó 3-2 el primer duelo de la final ante Medellín. Bacca (2) y Enamorado anotaron los goles. Ortiz y Moreno marcaron.
¿Que pudo ser mejor? Sí, tal vez. ¿Y que los últimos tres cambios resultaron inoportunos? Puede ser. ¿Que Junior tenía al Medellín contra las cuerdas y la demora por la confusión de las sustituciones enfrió el impulso del tercer gol? También es probable. De todas formas, sea como sea, con errores y virtudes, ‘el Tiburón’ mordió primero y derrotó 3-2 al ‘Poderoso’ en el primer round de la pelea por el título de la Liga, este domingo en un estadio Metropolitano en permanente ebullición.
Es innegable que a muchos le quedó el sinsabor de que la ventaja que se lleva al Atanasio Girardot pudo haber sido más amplia, pero victoria es victoria por muy estrecha que sea y tiene a los rojiblancos adelante en la serie.
Carlos Bacca, que está intratable y todo lo que toca es gol (ya suma 18 tantos, la tercera mayor cifra en torneos cortos después Germán Cano, 21; y Miguel Borja, 19, detonó la primera explosión de alegría, a los 3 minutos; y la tercera, a los 71. José Enamorado, a los 15, conquistó el segundo.
José Ortiz y Diego Moreno, en medio de jugadas tras cobros de pelota quieta a los 39 y 87 minutos, apretaron el marcador.
Junior empezó el juego diciendo con firmeza: ¡aquí mando yo! Salió con todo en busca del arco visitante y a los 3 minutos ya estaba cantando el primer gol en una jugadota de Carlos Bacca, que se quitó la marca de varios defensores, que titubearon y dudaron para rechazar, y resolvió con un disparo preciso, abajo y a un costado imposible para Andrés Mosquera.
El estadio, ya en efervescencia, hizo erupción con el golazo del porteño. Una felicidad colectiva que retumbaba en toda la ciudad.
Esa fuerza de la tribuna se veía en la cancha, los jugadores rojiblancos estaban inspirados y se mantuvieron con el pie en el acelerador, con Gabriel Fuentes como piloto desde la izquierda.
El lateral izquierdo hacía todo bien y desde ahí brindaba una salida diáfana y profunda.
Alfredo Arias, técnico rojo, gritaba desesperado y estresado porque veía venir lo que resultó inevitable, el segundo gol.
Una maravillosa jugada colectiva, con lujos incluidos, en la que participaron Caicedo, Cariaco, Fuentes y Enamorado, que redondeó la faena con una impecable estocada final.
Junior era una tromba y Caicedo, después de que Enamorado frotó la lámpara con un ‘ocho’ y un pase punzante, desperdició el tercero en un mano a mano con Mosquera. Mucha potencia en su definición y el balón se fue por encima.
Los dirigidos por Arturo Reyes comenzaron a tener problemas para salir tocando y abusaron de la pelota larga. DIM recuperaba rápido y poco a poco se fue acercando a la portería De Santiago Mele, aunque sin verdadera claridad, pero la fortuna lo acompañó en un rebote que tomó Yairo Moreno con intenciones de disparar al marco. Su remate salió desviado, pero con tan buena suerte que fue interceptado por el pie derecho de Ortiz, que la desvió hacia el arco.
El 2-1 cayó como un baldado de agua fría, que generó algunas dudas en el equipo. Se perdió control del balón y el partido, aunque el DIM no hizo mucho daño.
Yairo fue bloqueado por Wálmer Pacheco y Cetré, su principal arma de ataque, estaba demasiado individualista y ansioso, quizá tratando acallar las rechiflas de la afición rojiblanca. Aún así, tuvo una que otra escaramuza por derecha.
En el segundo periodo, con el ingreso de Ánderson Plata y Moreno, ‘el Poderoso’ progresó y pasó a adueñarse del balón y a fabricar acciones de gol.
Fue ahí donde la figura de Santiago Mele se agrandó salvando varias jugadas, en especial un remate abajo de Brayan León. Yairo, con el uruguayo ya sin chance de hacer algo, despilfarró una clara de cabeza.
Cuando mejor estaba el DIM, la hinchada alentó con energía y Arturo Reyes movió el banco. Mandó a Vladimir Hernández, inicialmente, y a Léider Berrío, posteriormente.
La entrada de Berrío, que no gustó mucho en la gradería porque sacaba a Enamorado, dio resultados inmediatos. El cordobés resucitó en Junior, se escapó por izquierda y se la sirvió a Bacca, que se volteó ante la marca de un defensor y perforó la resistencia roja. Gol nítido y totalmente legal a pesar de los injustificados reclamos de Alfredo Arias. El DT charrúa abusaba y protestaba hasta por el zumbido de un mosquito.
El 3-1 armó la fiesta y puso contra las cuerdas al visitante. Parecía un momento para aprovechar, poner contra las cuerdas y noquear al rival, pero en los tres cambios que decidió Reyes, hubo una demora que calmó el impulso y le dio aire al Medellín, que en la agonía del juego se encontró con el descuento en un doble cabezazo en el área.
Junior tendrá que planear mejor las modificaciones y trabajar y reforzar el juego aéreo y toda la defensa en el compromiso de vuelta, ¡pero triunfo es triunfo y pegó primero en esta lucha final!