Inconsolable, así describió Cristina Roncancio a su hijo Teófilo Gutiérrez al verlo cerca del ataúd en el que reposa el cuerpo de doña Aura Castro, abuela del delantero barrranquillero, que falleció el pasado viernes.
Teo, que se había incorporado a los trabajos de pretemporada con el Sporting de Lisboa, arribó a Barranquilla este domingo a las 3 de la tarde y de inmediato llegó al barrio La Chinita, donde era velado el cuerpo de su abuela. "Está inconsolable, figúrese él (Teófilo) se crió en esta casa, prácticamente su abuela lo crió", dijo su madre Cristina Roncancio.
El jugador lógicamente no quiso hablar con ningún medio de comunicación, acerca de la dolorosa partida de la que fue su ‘mamá’ de crianza.
Teo no se despegó por un segundo del féretro y se acostó sobre él. Ahí lloraba, mientras su padre trataba de darle aliento. "Teo está destrozado. Esto es duro. Se ha desmayado varias veces", apuntó su padre, quien tampoco dejaba de derramar lágrimas.
Muchos recuerdan en el barrio a Teófilo pasando las tardes con su abuela, quien fue una de las personas que más lo apoyó en sus inicios, para luego verlo convertido en uno de los mejores jugadores que ha dado el Atlántico.
La señora Aura se hizo famoso por la venta de empanadas que tenía en La Chinita, las cuales eran las preferidas de su nieto. Es recordado el episodio en el que el presidente del River Plate Rodolfo D’Onofrio regañó a Teo porque no se había presentado a la concentración del equipo tras unas vacaciones. “Cuando se termine de comer las empanadas de la abuela, pues que vuelva”, afirmó en dicha ocasión muy molesto D’Onofrio.
Con ayuda de otros familiares, 'Teo' fue llevado hasta una habitación para que reposara y se relajara.
EL DELANTERO CARGÓ EL ATAÚD EN MEDIO DEL CORTEJO FÚNEBRE
El profundo dolor de Teófilo Gutiérrez por la muerte de su abuela paterna se vio reflejado claramente durante su sepelio, en la mañana de este lunes en el Cementerio Universal.
Teófilo se desmayó en el instante en que el ataúd con el cuerpo de doña Aura iba a ser introducido en la tumba. Sus hermanos tuvieron que auxiliarlo. “¡Ánimo Teo! ¡Ánimo! ¡Fuerza Teo, fuerza!”, se alcanzaba a escuchar de parte de quienes rodeaban al goleador.
Su madre, Cristina Roncancio, que lógicamente lo conoce muy bien, había advertido el padecimiento de su hijo. “Pendientes de Teo, que se puede desmayar”, avisó doña ‘Cristi’ a varios de sus hijos minutos antes del desvanecimiento.
Desde la casa de la vieja Aura, donde Teo vivía desde los 5 años, salió el cortejo fúnebre con rumbo al Cementerio Universal. El reconocido futbolista, con una camisa blanca y un corbatín negro,realizó todo el trayecto a pie y, en buena parte, con el féretro de su abuela al hombro. No importó el extenso recorrido y la alta temperatura, el atacante no se despegó ni un solo segundo de la concurrida despedida a doña Aura.
Al llegar al campo santo, a las 11:40 a.m., todos los presentes comenzaron a aplaudir, mientras Gutiérrez, sus hermanos, su padre y demás familiares, continuaban llorando y protagonizando conmovedoras escenas de lamento y dolor.
A medida que se llegaba al sitio exacto de las honras fúnebres, las escenas se hacían más fuertes, emotivas y sentimentales. En un momento, ya cerca de la bóveda, se abrió la tapa del ataúd y Gutiérrez le comenzó a dar golpes. Segundos después sufrió el desmayo.
Su hermano, David, fue el primero que llegó a socorrerlo. Lo sujetó por los hombros y se lo llevó a un rincón del cementerio con ayuda de otras personas. Allí su padre, su madre y su esposa lo empezaron a ventilar.
“¡Vamos Teo, levántate!”, ¡Fuerza, Teo!”, lo alentaban sus familiares, amigos y seguidores. Poco a poco se fue recuperando hasta que le acercaron un carro y se lo llevaron. Caminó apoyado en los hombres de su papá y su hermano David.
Finalmente, Teófilo no alcanzó a ver cuándo el féretro, con una bandera del Junior y una camiseta de la Selección Colombia, fue introducido a la tumba.