Después de varios años de estar parado, como si se hubiese detenido el tiempo y luego de algunos intentos fallidos para ser arreglado, volvió a funcionar el reloj público de Sincé.
Situado al lado del Santuario Mariano, empezó a dar la hora gracias a unos trabajos de restauración liderados por Eutimio Hernández Gamarra, un sinceano que reside en Bogotá, y que en compañía de unos amigos se propuso arreglar este emblemático bien público del que solo hace falta ponerle a sonar las campanas que den la hora y la hora y cinco como lo hacía en el pasado, siendo referente para los sinceanos que no contaban con un reloj.
A través de un comunicado, escrito por Hernández Gamarra, que fue enviado a personas de Sincé, el promotor de esta bonita campaña, dio a conocer los pormenores del arreglo del reloj donde resalta que lo quiso sin hacer bulla para evitar que se pensara que se estaría haciendo con algún interés de tipo politiquero electoral, también dio a conocer algunas anécdotas relacionadas con los costos que tuvo el arreglo que ascendieron a un millón 750 mil 120 pesos ya que el técnico que lo arregló solo cobró los pasajes de los viajes que realizó desde Bucaramanga hasta Sincé.
Ese arreglo corrió por cuenta del granadino David Barragán Meza, técnico de relojes de IBM y con quien Hernández Gamarra trabajó en la refinería de Barrancabermeja, y en la actualidad reside en Bucaramanga.
Eutimio Hernández dijo que una noche, estando en su residencia un poco desvelado empezó a leer la edición preliminar de la monografía de Sincé que se la había enviado su editor, y se remitió a la parte en la que se hablaba de la torre del reloj, en la que su autor, Lorenzo Ulloa (q.e.p.d.) escribió que este dejó de funcionar hace muchos años sin que las autoridades municipales se preocuparan por mejorarlo o en remplazarlo por uno nuevo. Esto lo motivó como sinceano a su restauración, y por eso llamó a un amigo para que averiguara en Sincelejo cuánto costaba el mantenimiento y este le respondió que una millonada, lo que también constató a través de internet donde se dio cuenta que el arreglo del reloj de Cartagena había costado $40 millones en una oportunidad y después casi $80 millones, por lo que pensó que no podía cumplir su objetivo porque no tenía esos recursos.
Pero sus ganas no desfallecieron y entonces acudió al compañero con el que había trabajado en la refinería de Barrancabermeja, le explicó lo que sucedía y este le dijo que lo reparaba sin ningún costo por su trabajo.
En marzo de 2018 se reunió en Sincé con el técnico y con Carlos Romero Hernández, miembro del Club Rotario para que se convirtiera en el padrino del reloj y estuviera pendiente del técnico y lo que se requería porque necesitaba de una persona colaboradora con la que se estaría comunicando, como sucedió.
Lo primero que hicieron fue desmontar la rueda de escape y el ancora tras una limpieza y fueron trasladadas a Bucaramanga donde las alinearon, posteriormente regresadas a Sincé y al momento de ser instaladas nuevamente se observó un juego en los bujes y acordaron remplazar los 16 bujes que tiene el reloj para lo cual pidió la colaboración de una persona por buje los que se comprometieron en los costos logrando así la colaboración de estos para el arreglo del reloj.
Según reza en la Monografía de Sincé, el reloj público fue adquirido en Alemania tras la financiación de algunos ganaderos pudientes de la época que aportaron algunas reses para su compra, pero que no fue instalado de inmediato porque no existía una torre para el reloj, por lo que fue dejado por varios años guardado en la casa donde funcionaba la Alcaldía.
En 1924 iniciaron la consecución de recursos estatales para la construcción de la torre del reloj y 10 años más tarde para que la torre fuera terminada de forma parcial para poder instalar el reloj, trabajos iniciados por un arquitecto barranquillero y que finalizó uno oriundo de Mompox.