Un vigilante de la empresa Interglobal Seguridad y Vigilancia Ltda, perdió la vida a las 7:45 de la mañana del martes, luego de que un bus articulado de Transmetro arrollara la motocicleta en la que se movilizaba como parrillero.
Aníbal Román Rodríguez Díaz, de 35 años, había concluido turno a las 7:00 de la mañana, y fue recogido por su cuñado mototaxista, Jair Arrieta Avileth, de 24, para dirigirse a su residencia.
Subió en la moto a las puertas del edificio Centro Ejecutivo II, carrera 55 No. 72 - 109, donde funciona la sede administrativa de Gecelca, empresa en la que prestaba sus servicios como celador.
En el trayecto por la calle 72 hizo una diligencia personal, prosiguieron por esa vía y al llegar a la carrera 46 se produjo el desenlace fatal.
“La moto AKT, de placa BZQ 12A, pasó el semáforo en verde y llevaba la vía. Cuando ya casi superaba la intersección de la calle 72 con 46, el articulado la golpeó fuertemente e la parte trasera, lanzando al suelo al parrillero. Una llanta le pasó por encima al tiempo que mandó a ‘volar’ al conductor. Fue una escena horrorosa”, narró Richard Bolívar Rodríguez, testigo del hecho. El bus de Transmetro cubría la ruta R1, su placa es STL 936, y acababa de salir de la estación principal Joe Arroyo, junto al estadio Romelio Martínez.
La cabeza del vigilante quedó destrozada y, por ende, murió en el acto. Mientras que el conductor de la moto, Jair Arrieta, fue trasladado por una ambulancia a la Clínica Atenas, en la calle 80 con carrera 49C. Allí su estado de salud es reservado, ya que presenta trauma craneoencefálico y politraumatismos en el resto del cuerpo, confirmó su padre Nelson Arrieta.
Una hora y media después llegó al Instituto de Medicina Legal uno de los siete hermanos del vigilante Aníbal Román.
Se identificó como Danny Rodríguez Díaz, y en el momento desconocía detalles de lo ocurrido. Sin embargo, dijo a la prensa que Aníbal era el segundo de los siete hermanos, deja un niño de 5 años y a la mujer, Kelly Zambrano, con 3 meses de embarazo. Residía con su familia en un apartamento del barrio Lipaya, suroccidente de Barranquilla, al que recientemente se había mudado.
Danny Rodríguez, hermano del vigilante Aníbal, en las instalaciones de Medicina Legal.
LO QUE DICE TRANSMETRO
A través de su cuenta de Twitter la empresa Transmetro lamentó el accidente en el que perdió la vida el vigilante.
“Transmetro lamenta este accidente en el que perdió la vida el señor Aníbal Rodríguez Díaz. Estamos colaborando con las autoridades para determinar las causas del accidente. Este es el tercer caso en el mes de febrero, por ello hacemos un llamado a la ciudad, a transitar con precaución y respeto por las normas, y a utilizar las cebras para atravesar las troncales”, dice la comunicación.
¿Por qué lo trasladaron tan lejos?
Testigos, transeúntes y ciudadanía en general se preguntan por qué trasladaron al herido a la Clínica Atenas, en la calle 80 con 49C, teniendo la Clínica General del Norte a unas cuantas cuadras.
Cabe recordar que en los cinco años y medio que lleva operando Transmetro en Barranquilla, y parte de su Área Metropolitana, 13 personas han muerto arrolladas por buses de este sistema de transporte masivo.
Tres de ellas fallecieron en este mes de febrero. El primero caso ocurrió el pasado jueves 4, a las 8:00 de la mañana, en el que murió un hombre de 84 años, identificado como Mateo De la Cruz Sarmiento.
El adulto mayor fue atropellado por un articulado que cubría la ruta R10, en la calle Murillo entre carreras 7E y 7F. Pasajeros del bus informaron que el accidente fue consecuencia de la imprudencia del peatón, quien habría cruzado la calle y se le habría atravesado al conductor sin darle tiempo suficiente para reaccionar. El segundo caso ocurrió el pasado lunes 15, cuando Tulio Antonio López, de 39 años, atravesaba la carrera 46 con calle 64, barrio Boston. Intentó cruzar la vía corriendo, pero no alcanzó, el articulado lo embistió y esto produjo su deceso en el sitio.
Y el tercero es Aníbal Rodríguez Díaz, de quien coinciden compañeros de trabajo, amigos y familiares, era un trabajador ejemplar y con una vida tranquila, pues desde hace algunos años era feligrés de una iglesia cristiana.