Corey es una de las 70 modelos webcams que trabajan para Woman Studios.
Corey es una de las 70 modelos webcams que trabajan para Woman Studios.Cortesía
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“La labor de las chicas webcam no es Sodoma y Gomorra”

Personas que hacen parte activa de esta industria aseguran que esta labor puede cambiar vidas. A su vez, reconocen que el tabú siempre ha existido es una lucha constante.

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Como una mujer estudiosa, amable, divertida, a la que le gusta socializar y conocer nuevas culturas, se describe Corey, modelo de Woman Studios, una agencia de modelaje webcam que funciona en el barrio Las Delicias de Barranquilla, y asegura que “esa es mi esencia, soy yo”.

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Para muchas personas este oficio es un tabú, e incluso han llegado a satanizarlo; sin embargo, para la óptica y perspectiva de cada mujer que ingresa a este mundo todo es totalmente diferente.

“Cuando yo decidí ser modelo webcam estábamos en pandemia, y pues la situación económica era bastante difícil en mi casa, no teníamos ni para comer (…) me probé e hice la entrevista y pues realmente la vida me cambió completamente”, dijo la joven en conversación con AL DÍA. 

Corey mencionó que gracias a este trabajo ayudo a su familia, ahora vive sola, se paga sus cosas y su calidad de vida “mejoró bastante”.

Una mujer que no sabe realmente hasta cuándo estará en ese trabajo, pero quien sí tiene sus metas claras: “Yo estudio español y literatura, y con este trabajo además de comprar mis cosas materiales, pienso en pagar mi maestría en lingüística, y hasta yo no ver mis planes realmente cumplidos no voy a dejar de trabajar aquí”.

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El miedo puede ser un factor determinante para que la decisión de entrar a la “industria” pueda ser frenada: “Siempre está el miedo del qué van a decir las demás personas; pero nadie lo ayudo a uno en nada, nadie me dio la mano cuando mi familia estaba pasando trabajo, al final no me importó nada, realmente me siento feliz y me encanta mi trabajo”, señaló Corey.

La joven, quien ya lleva un año ejerciendo de modelo en la empresa, supo de este negocio por medio de redes sociales, hizo una prueba e ingresó. “Actualmente no tengo miedo alguno y siento que mi vida cambió completamente”

Otra mirada

Mientras que unas ingresan por necesidad monetaria, otras simplemente les gusta esta faceta del modelaje, este es el caso de Melany Swift, de 18 años, una “artista” de las cámaras de la misma empresa, quien confesó que “sinceramente toda mi vida he investigado sobre esto, porque me gustó y me llamó mucho la atención”.

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Al igual que Corey, Melany tuvo miedo desde un principio. “Mi familia desde el momento que yo quería entrar tuvo y aún tiene miedo por cómo juzga la sociedad a una modelo; por quienes piensan que nos prostituimos y todo lo demás que se escucha (…) yo también tenía miedo”, reconoce.

“Antes de estar aquí tuve bastantes problemas y por mi mente pasaba que si eso se supiera me afectaría a mí y a mi carrera, pero tener seguridad en sí misma, mucha paciencia, personalidad y la responsabilidad, hicieron que la joven de 18 años tomara la decisión, y se enfrentara a todos esos “impedimentos” psicológicos que podían frenarla.

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“Si alguien quiere realmente pertenecer a la industria, después de que te guste no hay problema, porque no los vas a ver mal en ningún momento, es un trabajo y tienes que meterle el corazón, la sociedad no debe importarte, a pesar de que tu familia haga parte de ella”, considera Melany.

Un sueño que inició hace 11 años

Desde sus primeros días en esta industria, el reto de Carlos Osorio, CEO de Woman Studios, ha sido soportar el azote de las críticas en contra de su moral, la cual hace que la sociedad vea este oficio como “algo malo”. 

“Mi motivación inicial, como la de toda persona, fue el dinero. En aquella época yo trabajaba en una empresa de telefonía y conocí a alguien que era modelo, luego brinqué a un documental de televisión, después una persona me habla del negocio en Estados Unidos, y ya eran tres cosas que me estaban ligando al tema del modelaje webcam y pues era una señal”.

Esta señal del destino hizo que a los dos meses Carlos renunciara a su trabajo. Dado que en esa época este tema era muy complejo, muy tabú, incluso en la actualidad para algunas personas lo continúa siendo.

“El tema por si solo era complejo, a parte de la crítica, buscar información, cómo trabajar temas de legalidades, impuestos, monetización y sobretodo cómo captar modelos. “Nosotros anteriormente pautábamos en medios de comunicación, y utilizábamos todo un montón de dinero en publicidad para que las chicas vinieran a nosotros, Hoy en día se propaga la información por el voz a voz, donde somos más fuertes, y también utilizamos las redes también”, mencionó Carlos.

La delgada línea entre lo legal y lo ilegal

En 2017 en Los Andes la Policía Metropolitana de Barranquilla realizó unos operativos y capturaron a dos personas de diferentes estudios, porque, aparentemente, tenían a extranjeros sometidos, lo que encendió las alarmas de las autoridades, por lo que comenzaron a averiguar dónde se encontraban todos los estudios web cams de la ciudad.

“En ese momento tuve la oportunidad de reunirme con el director del operativo, para saber si estaba incurriendo en algo malo, pero no, todo estaba bien. Pero esa persona me dijo que yo debía velar por la seguridad de mi empresa, y una de las cosas que debía entender es que si yo permitía que se usaran las plataformas para la prostitución, entonces yo para las autoridades sería un proxeneta”, relató Carlos.

El hombre dio a conocer que la Sijín y la Fiscalía en cualquier momento puede llevarse un computador de la empresa “y lo desarman todo para ver la información que uno lleva en ellos, para ver si estás haciendo las cosas bien”.

En la industria en la que se desarrolla este negocio, consideró que no es solo una mujer detrás de una cámara, alrededor de ella se encuentra un equipo: “las personas dicen que este es un negocio lucrativo, lo venden como eso, y es por ello que las modelos se estrellan por todo lo que venden”, aseguró el entrevistado. 

Finalmente Carlos Osorio invitó a que todo aquel que vea esto como una mala praxis “se den la oportunidad de conocer un poco más, esto a las modelos les cambia las vidas. Este trabajo no es nada cómo se lo imaginan, no es Sodoma y Gomorra, en donde la gente cree que el dueño de un estudio tiene un harem con las 30 modelos y vive una vida desenfrenada, porque no es así. Es una industria como cualquier otra, joven, nueva y sobretodo difícil de aceptar porque cuando hay desnudos la gente se incomoda, pero que nos den la oportunidad de trabajar”.
 

 

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