Lo mata de un balazo en la cabeza sujeto con el que charlaba
Jesús David Cueto Urda tenía antecedentes por hurto y porte de arma de fuego, entre otros
A Jesús David Cueto Urda como que lo mató un amigo, alguien cercano o socio, pues según la información de testigos en poder de la Policía, él conducía una motocicleta cuando el que sería su asesino lo llamó, le hizo detener el vehículo y se le acercó. Iniciaron una conversación aparentemene tranquila de unos 10 minutos, que de prontó se transformó en discusión. En un momento los ánimos se acaloraron más, y fue cuando el tipo que llamó a Cueto desenfundó un arma de fuego y le propinó un balazo en la cabeza. Los hechos ocurrieron a las 9:05 de la noche del jueves en la calle 75 con carrera 15E, barrio La Esmeralda.
Cueto Urda, de 20 años, cayó tendido en el suelo aún con el chaleco y casco puesto. Se desangró en cuestión de segundos y murió antes de que pudiera ser auxiliado.
“El asesino le disparó y como hecho curioso trató de escapar en la moto de la víctima, una Auteco-Bóxer LGO-11B, pero el vehículo no le respondió o no supo encenderlo, y debió escapar a pie”, informó la Policía sobre el caso.
Este viernes vecinos del sector donde se cometió el asesinato dijeron conocer al occiso.
“Ese pelao se la pasaba por aquí robando motos y haciendo fechorías. Vivía en 7 de Agosto y tenía esto azotado”, sostuvo un residente en los alrededores que pidió el anonimato.
“En este barrio somos humildes, camelladores, pero vienen de afuera a sabotearse nuestras calles”, añadió.
LOS ANTECENTES
La fama de Jesús David Cueto Urda no se forjó de la noche a la mañana.
Las personas que lo referencian en el barrio La Esmeralda como un tipo acostumbrado a vivir de los ajeno tienen sus fundamentos, los cuales son amparados por el pasado judicial del ahora occiso.
A su corta edad, según la Policía Metropolitana de Barranquilla (Mebar), Cuento Urda sumaba cinco anotaciones judiciales por diferentes delitos.
En 2017 le dieron casa por cárcel luego de un proceso por hurto calificado; en 2018 cayó por daño en bien ajeno y de nuevo hurto (ambos en octubre), también por amenazas (noviembre) y porte ilegal de arma de fuego (diciembre).
“El pelao era una pesadilla, y parece que murió en su ley”, dijo una fuente cercana a la investigación judicial del caso.
La comunidad del barrio La Esmeralda solicitó a las autoridades, sobre todo a la Alcaldía, que no los abandone.
“Pedimos que nos intervengan, que nos nos dejen solos, porque la inseguridad por aquí es total, atracan a toda hora y en cualquier momento se armas balaceras pon iéndonos a todos en riesgo”, manifestó un morador del barrio.