Que se trató de “un enfrentamiento entre delincuentes y agentes de la Sijín”, que “los policías llegaron disparando contra todo el mundo”; y que fue “un mal procedimiento policial en busca de un delincuente”; fueron las voces que se escucharon sobre la lluvia de balas que cayó a las 9:45 de la mañana de ayer en la calle 51E con carrera 3A, barrio Las Américas, una cuadra conocida como la Z. El saldo fue sangriento: cinco muertos, entre estos un agente de la Sijín.
La versión oficial la entregó en rueda de prensa el general Mariano Botero Coy, quien afirmó que los patrulleros Johnny Herrera Morera y Walter Arley Chaparro Guerrero, adscritos a la unidad de inteligencia de la Policía de Infancia y Adolescencia, llegaron al lugar a realizar “labores propias de sus cargos y fueron recibidos a bala”.
“Fue un embate aleve, un ataque cobarde”, recalcó el general Botero Coy, comandante de la institución armada en Barranquilla. En el enfrentamiento entre policías y civiles murieron: Ronald Smith Barros Romero, 29 años, a quien las autoridades señalan como alias el Guajiro, presenta ocho tiros y murió en el lugar de los hechos.
Rodrigo Alfonso Carreño Ospino, 23 años, alias Colacho, tiene tres tiros, dos en el abdomen lado derecho y una en la cadera lado derecho, falleció en el Paso Santa María. Alberto Enrique Rodríguez Escorcia, 36 años, le dieron cuatro tiros en el pecho y murió camino a la Clínica Los Almendros; tenía dos anotaciones por los delitos de lesiones personales (1o. de enero de 2010) y porte y tráfico de estupefaciente (2 de mayo de 2012). Y Argenis David Ramos Celin, 26 años, tiene un tiro en el abdomen y murió en el Paso Santa María.
‘LA INTENCIÓN ERA ANIQUILARLOS’
En la balacera también perdió la vida el patrullero de la Sijín Walter Arley Chaparro Guerrero, quien llevaba ocho años en la institución armada, era natural de Bogotá, casado, y deja una hija de 10 meses.
Además las autoridades reportaron la aprehensión de un adolescente de 17 años, alias Michel, quien tiene antecedentes por porte ilegal de armas y hurto agravado. En las labores posteriores a la balacera la Policía incautó dos revólveres y un arma de fuego artesanal que, de acuerdo con la versión oficial, estaba en poder del adolescente aprehendido. ¿Qué pasó en Las Américas? Es la pregunta que todo el mundo se hace.
El general Botero Coy afirmó que en la mañana de ayer varias patrullas estaban “recaudando pruebas con fines de allanamiento”, y cuando intentaron ingresar a la Z los recibieron a bala. “La intención era aniquilarlos, acabar con los patrulleros”, reiteró el oficial. Los agentes reaccionaron y abatieron a cuatro atacantes, pero el agente Walter Arley Chaparro Guerrero fue impactado por una bala de revólver en el pecho y murió en el taxi en que lo llevaba al hospital.
Una fuente de inteligencia manifestó que, al parecer, la misión de los patrulleros Chaparro Guerrero y Herrera Morera era tomar fotos y videos de una ‘olla’ de droga que funciona en esa cuadra para realizar un allanamiento posterior. El general Botero Coy atribuyó la violencia del ataque en contra de sus hombres a “embates delincuenciales producto del ajuste de cuentas entre bandas”, sobre todo de los Papalópez. Explicó que a raíz de allanamientos que se han realizado en el sector suroriental de Barranquilla, miembros de los Papalópez habrían trasladado sus actividades criminales a la localidad Metropolitana, a barrios populares como Las Américas.
El Comandante policial añadió que en la zona donde ocurrieron los hechos se han descubierto máquinas (llamadas cañones) para fabricar armas artesanales, y abundante munición calibre 12, 5.56 y 38; además que es un sector donde se presenta microtráfico de droga. “Algo más fuerte se esconde en ese lugar, y por eso le pedimos a la Fiscalía que nos autorice más allanamientos”, afirmó el general Mariano Botero Coy.
¿No le parecen poco dos hombres para hacer inteligencia en un sector tan complicado? Le preguntaron al general Botero para cerrar la rueda de prensa. El oficial respondió que en el sector había otras patrullas que llegaron rápidamente a brindar apoyo cuando se desató la balacera.
OTRAS VERSIONES POLICIALES
Un hecho importante es que antes de la rueda de prensa del general Botero Coy, la Policía emitió dos reportes preliminares sobre el caso de Las Américas, que recogen igual número de versiones del hecho.
El primero señalaba que los patrulleros Johnny Herrera Morera y Walter Arley Chaparro Guerrero llegaron a la Z a realizar una labor de arraigo (verificar la dirección de residencia de una persona) y fueron recibidos a bala.
El segundo preliminar relataba que los agentes de la Sijín, del grupo de Infancia y Adolescencia, se metieron a la Z porque incautaron una dosis de droga a un adolescente y “se dirigieron a donde el menor compró la dosis y son recibidos por varios sujetos quienes portaban arma de fuego y le disparan a los policiales”.
Lamentamos la muerte de nuestro héroe Patrullero Walter Arley Chaparro Guerrero quien cumpliendo labores de su servicio fue asesinado por delincuentes. pic.twitter.com/jlHOUG7wSB
Como era de esperarse los residentes de la Z tienen una versión muy diferente, pero que a la vez guarda similitud con la que enuncia la Policía. Recordemos que el general Botero Coy afirmó que a sus hombres los recibieron a tiros, sin más ni más. Pues familiares, allegados y vecinos de los muertos, aseguran que fueron los uniformados quienes empezaron a disparar sin ninguna razón de peso.
AL DÍA entrevistó a Nicolás Romero, padre de Ronald Smith Barros Romero, 29 años, uno de los hombres que resultó muerto en el intercambio de tiros. En primer lugar Nicolás aclaró que su hijo era carromulero y no tenía antecedentes judiciales, reconoció que le decían el ‘Guajiro’, pero no como alias, sino como gentilicio ya que era nacido en el vecino departamento. Nicolás, testigo de lo ocurrido, cuenta que él estaba limpiando la máquina de un picó frente a su casa, y de repente vio que llegaban dos hombres en una moto blanca con roja mirando para todos lados, como perdidos.
“Compa buenas, qué se les ofrece”, contó que les dijo a quienes él creyó eran cobradiarios. Los motorizados le preguntaron dónde quedaba la 51D, y preguntaron por la familia Murillo, que debía vivir por ahí. Nicolás dice que les dijo que la dirección salía en la siguiente cuadra, y cuando los hombres ya se iban, su hijo Ronald salió de la casa.
“Ellos interpretaron que Ronald tenía un arma, o que les iba a hacer algo, o los iba a atacar, porque empezaron a dispararle a todo el mundo”. Ronald fue impactado y murió frente a su casa, al lado de la yerba que había cortado para darle de comer a su caballo. “Él era carromulero, trabajaba en el mercado, no era un bandido. Como muchos de por acá se fumaba su tabaco de marihuana, pero hasta ahí, no tenía armas; que le hagan la prueba a ver si disparó y verán que no”, solicitó Nicolás.
Sobre las otras víctimas manifestó que Rodrigo Alfonso Carreño Ospino era su vecino, y estaba durmiendo cuando empezó la balacera. “Su pecado fue levantarse a ver qué pasaba porque también le dispararon apenas asomó a la puerta”.
Afirmó que Carreño Ospino tampoco tenía el alias de Colacho, sino que ese era su sobrenombre de cariño por llamarse Rodrigo Alfonso. Con respecto a Alberto Enrique Rodríguez Escorcia, contó que también era carromulero y amigo de su hijo, le decían ‘Albertico’, y “no era criminal, tenía su esposa y dos hijos”, aseguró.
Sobre el cuarto muerto, Argenis David Ramos Celin, 26 años, la comunidad manifestó que ni siquiera vivía en la Z, sino varias cuadras más abajo, era mototaxista y le decían ‘Zorrillo’. Dicen que “murió por sapo”, ya que iba camino a coger la carrera de una amiga que lo había llamado para que la llevara a Villa Estadio (Soledad), y se quedó parqueado en la esquina, sobre su moto, observando la balacera.
“Un agente de la Sijín le disparó de una. Eso no se va a quedar así porque mi primo no tenía nada que ver en eso, vamos a demandar y vamos demostrar que lo mataron sin tener nada que ver en ese cuento”, afirmó un pariente del ‘Zorrillo’, quien pidió no identificarlo. Finalmente Nicolás Romero, papá de Ronald Smith Barros Romero, manifestó que la comunidad reaccionó violentamente a lo que él denominó “un atentado de la Sijín”, porque a los habitantes del sector los están extorsionando, pero no quiso precisar quiénes o por qué.
“Nosotros estamos siendo extorsionados, nos están pidiendo vacuna, entonces la gente escuchó los tiros y pensaron que eran los manes esos, y se les fueron encima, eso fue lo que pasó”, manifestó el hombre apesadumbrado. Otro vecino que lo escuchaba agregó: “Si esto por acá es supuestamente ‘zona roja’, qué vienen a hacer dos manes de eso (de la Sijín) solos, a hacer un procedimiento, ellos no vinieron como autoridad”, sentenció.
¿BUSCANDO A UN GUAJIRO?
En la Z circula otra versión. Un habitante manifestó, pidiendo mantener su nombre en reserva, que desde hace dos semanas en la zona está escondido un delincuente que cometió un asesinato atroz en La Guajira.
Una hipótesis es que los agentes de la Sijín llegaron a averiguar por el paradero de dicho bandido, y este fue quien los recibió a bala desatándose la confrontación que dejó cinco muertos, una cifra que desde hace mucho tiempo no se registraba en los anales judiciales de Barranquilla. Al caso todavía le queda mucha tela por cortar y es necesario que las autoridades establezcan plenamente qué pasó.