Un día como hoy, viernes 16 de agosto, pero hace 50 años atrás (1974), las autoridades informaron a toda Barranquilla el hallazgo, por parte de pescadores, del cuerpo sin manos ni cabeza de un hombre que flotaba en las aguas de la playa de Puerto Mocho. Desde entonces comenzó una investigación como de película que, días después, permitió establecer que el occiso era un acaudalado joyero que respondía al nombre de Milton Sarmiento Reyes.
El cuerpo fue encontrado flotando cuando los pescadores daban inicio a una jornada que prometía ser como cualquier otra, más allá de dos novedades: una, que entre los investigadores del F-2 (unidad de la Policía Nacional que se encargaba de investigar hechos judiciales como asesinatos o desapariciones) había la alerta de una persona que llevaba más de 48 horas sin ser vista; y dos, el trabajo realizado por hombres en Bocas de Ceniza, que habían mantenimiento a los vagones de una máquina.
Al final, se logró saber que la persona desaparecida sí correspondía al joyero, cuya identidad logró establecerse unas 48 horas después debido a que, de la cabeza recuperada en el mar, se extrajo una placa dental que fue puesta en conocimiento de los odontólogos que hacían esa clase de procedimientos en Barranquilla.
Uno de ellos, Gustavo Molinares, aseguró que era de su elaboración y que la había diseñado para el joyero Milton Sarmiento, quien era además su amigo personal.
Fue así como se supo de quién se trataba. Resuelto el dilema por la identidad, siguieron otros interrogantes:
¿Qué había pasado con sus joyas?, y especialmente: ¿Quiénes estaban detrás del crimen?
Las respuestas a esas dos preguntas parecieron comenzar a aparecer tras el paso de más de 30 días cuando, en el aeropuerto Ernesto Cortissoz, la Policía le dio captura a un comerciante de características más bien modestas en el plano económico: Juan Angulo Tinoco, de 39 años de edad.
Angulo Tinoco era propietario de una tienda llamada Special Boutique, ubicada en el corazón del Paseo Bolívar, en el centro de la ciudad. Fue sorprendido por las autoridades minutos antes de abordar un avión que lo llevaría de Barranquilla con destino a Ciudad de Panamá.
En su posesión llevaba más de 30 piezas de las más deslumbrantes piedras preciosas, todas avaluadas en unos $3 millones de pesos.
Se supo que eran las joyas de Milton Sarmiento porque las descripciones coincidían con las entregadas a las autoridades por la esposa del occiso, Celmira Sarmiento de Sarmiento; y porque el joyero llevaba toda clase de apuntes de las piedras preciosas que comercializaba en una agenda.
Años después, para un especial del impreso dominical ‘Latitud’, publicado por EL HERALDO en 2010, el abogado defensor del capturado, Miguel Angel Bolívar Acuña, relató que Angulo Tinoco pasó algunos años tras las rejas y que solo logró salir gracias a su defensa en una intervención jurídica que causó conmoción en la ciudad.
“A Angulo Tinoco lo encontraron con las joyas en el aeropuerto, a él le llevaron las joyas. Yo probé que una cosa era el robo de las joyas y otra cosa el muerto”, mencionó.
Bolívar, en su función de abogado defensor, fue desvirtuando uno a uno los argumentos que señalaban las autoridades que, recordemos, llevaban ya años investigando lo ocurrido. Tanto así que., según recordó el hombre de leyes en 2010 para ‘Latitud’, una de las versiones que no se descartaban era que el crimen tuviera “motivaciones pasionales”.
Angulo Tinoco, en consecuencia, quedó en libertad. Pero en 1993, exactamente un 9 de junio, fue asesinado de varios balazos.
La muerte de Juan Angulo Tinoco
Lo que encontramos al ingresar en profundidad a los archivos de EL HERALDO solo permitió conocer que Angulo Tinoco era un hombre de una vida azarosa. No hubo mayores registros de lo que de su vida una vez e libertad, pero lo cierto es que ya no tenía una tienda de ropa en el Paseo Bolívar cuando la muerte lo encontró.
A la 1:45 de la tarde del 9 de junio de 1993, dos hombres armados entraron a un salón de belleza de su propiedad llamado Special, que quedaba ubicado en la calle 74 con carrera 43. Sin intercambiar palabras con la víctima, los hombres le dispararon en tres ocasiones y huyeron a toda velocidad, a bordo de un Toyota 4 puertas.